Jue 31.12.2009
las12

MUSICA

Random 09

Balance del año y propuesta veraniega para dar rienda suelta al MP3 entre olas, viento y sucundúm, sucundúm.

› Por Guadalupe Treibel

Para condimentar las vacaciones desde los altoparlantes, no hace falta sino repasar la discoteca 09, donde artistas femeninas (¡con una excepción!) no sólo dejaron marca desde el electropop. También con canciones sensibles, desde la acústica despojada y la voz minimalista. Para bailar de sol a sombra, jugar a lo agridulce de las rupturas, hacer de la cuestión feminista/queer el meollo de la cuestión o poner la voz ronca para el amor, nueve propuestas 09 de lo más variaditas que dan cierre al año desde la playa, la casa de campo, el departamento caluroso o el pavimento con MP3. Para disfrutar, a la espera de las novedades 2010.

CUANDO EL AMOR FRACASA: MUSICA PARA CORAZONES ROTOS

Se sabe: la actriz (devenida cantante) Scarlett Johansson tiene un noséqué que quéséyo y da en la tecla a la hora de volverse musa inspiradora o, simplemente, rubia (o morocha, según cuál sea la tintura de momento) debilidad de artistas varios. Pasó con el curtido Tom Waits y su manojo de temas, dados en bandeja de plata a la señorita de voz ronca para el disco “Anywhere I lay my head” (2008); pasó con David Bowie, que se entusiasmó (con ella y las canciones) y le hizo los coros. Para reconfirmar la afición, siguió una aparición on stage con The Jesus & Mary Chain y una cancioncita para el soundtrack de “Simplemente no te quiere”.

Entonces, ni lenta ni perezosa, la veinteañera se animó a jugar a la metáfora tardía y, junto al cantautor Pete Yorn, armó dúo cantor para emular el trabajo en dupla del músico maldito Serge Gainsbourg y la fatale Brigitte Bardot (léase, la formulita compositor+actriz de la década del ’60, que ya había mechado con Zooey Deschanel y M. Ward, de “She & Him”) ¿El resultado? Una exploración sobre las rupturas amorosas llamada –justamente– “The Break Up”, donde Johansson sigue demostrando que tiene pasta para la canción desde el indie pop y los nueve temas (incluido “I am the cosmos”, de Chris Bell).

Y, aunque los panderetazos del cancionero poco tengan que ver con los gemidos orgásmicos de la Bardot, la intentona –de voces fundidas irresistiblemente– sirve para revisar lo agridulce de las parejas que se quieren y, tantas veces, se dejan de querer. Y, claro, componen canciones sobre el desamor, como se debe.

LAS OLAS, EL VIENTO Y EL ELECTROPOP

Durante el 2009, volvieron el flour y las canciones a tono. El pop sofisticado se fundió de lleno a la electrónica, con chicas al mando del estado de situación. Para rememorar el synth-pop ochentoso, una británica de flequillo rojizo prominente llenó las pistas de baile con propuesta y actitud: Elly Jackson, voz del dúo “La Roux” (algo así como “la roja” o “rojiza”). Su media naranja musical: el co-escritor y co-productor Ben Langmaid.

Con tan sólo 22 añitos, la muchachita (que también toca el sintetizador) no quería que su disco debut (con nombre homónimo a la banda) fuera uno más del montón. “Que tenga un significado y te invite a escuchar letras que cuenten cosas importantes”, definió en una oportunidad. De ahí que canciones como “No soy un juguete” le den la derecha. Hits inspirados –con teclados en primer plano– hacen de lo retro un homenaje eurorrítmico (de Brixton, con cariño).

“En esta época en que la gente no tiene mucho dinero y que se está atravesando una crisis brutal, hacer una música que haga sentir bien es algo necesario. El pop es lo que hace a todo el mundo feliz un viernes por la noche. Es liberación”, explicó la pequeña “pájaro loco” a la revista española Rockdelux. Los piecitos de la gente, agradecidos por el baile.

BAILAR, CON CONCIENCIA DE GENERO

Una popstar queer emergió entre los parlantes y se comió el año con su nuevo y cuarto disco de estudio, “Music for Men”. Se trata de Beth Ditto, cantante y alma mater de Gossip, el power trío que le da una vuelta de tuerca al contenido en la canción. Feminista autodeclarada y lesbiana extra-large, la chica se valió de una docena de canciones para hablar de su pareja transgénero (“Love long distance”), de las posiciones ganadas (“Pop goes the world”), de construirse a medida.

Para hacerlo, se acompañó de un dúo dinámico: la baterista marimacho Hannah Blilie, de 27 años, que puso su cara para el retrato semi-masculino que da tapa al LP, y el guitarrista Nathan Howdeshell, de 29.

Juntos, fabricaron el disco –editado en junio en Inglaterra– que dio que bailar con su electro-pop aguerrido, explícitamente dirigido a un público mainstream. Y hetero. En palabras de Ditto: “Nosotros ya conocemos el mensaje, ya sabemos que estamos oprimidos. Es música para que el hetero escuche y entienda que realmente tiene un privilegio demencial, que rige el mundo y que, en estas condiciones, nos da miedo ser, existir”.

ENTONCES CAE LA NOCHE

Desde la voz dulce (en la tradición María Gabriela Epumer y Rosario Bléfari), el pop refinado y la instrumentación meticulosa, toma vuelo el cuarto disco de Rosal, La casa de la noche, con trece temas hilados alrededor de un eje temático claro: el lado B del día, momento introspectivo por excelencia. La nocturnidad, sin más.

“Escribo tu nombre en mi brazo / Pero al día siguiente no está”, susurra la voz del grupo de 2002, María Ezquiaga, en “Te empiezo a olvidar”. No sin antes acordarse: “Tengo una casa para volver” (“Casa”). Ecléctico y detallista, el relato abre la puertita de la sensación (confortable y melancólica, a la vez), con las participaciones del chico sensible Lisandro Aristimuño, Hernán Jacinto, entre otros.

“En una línea más épica y experimental”, según define la propia banda, los temas noctámbulos se alejan de sus trabajos anteriores: “Educación sentimental” (2004), “Rosal” (2005) y “Su Majestad” (2007). Acompañada por el resto de la banda

–Ezequiel Kronenberg y Martín Caamaño, ambos en guitarra y teclados–, Ezquiaga alcanza el cielo, post-lluvia, post-noche en “No depende de mí”. Y amanece, que no es poco.

ESA LINDA SENSACION... ACIDA

Desde hace un tiempito, las artistas pop redoblaron los lyrics genéricos y dejaron el relato rosa por la cotidianidad demoledora, los detalles políticamente incorrectos y la insatisfacción toda –familiar, política, de pareja–. En esa línea, agita bandera y da cátedra la londinense Lily Allen, que, a principio de año, largó segundo disco –”It’s Not Me, It’s You” (“No soy yo, sos vos”)– y sumó relatos de hermana, madre, padre y –claro– novios que no la han satisfecho sexualmente.

Abriéndose a nuevos sonidos (al rocksteady se le acercó el eurodisco, el tecno pop, etc.), las letras –afiladísimas– se quejan del materialismo y la confusión (“Ya no sé qué está bien o cuál es la realidad / Ya no sé cómo se supone que me deba sentir”, “The Fear”), sin olvidarse de putear al ex presidente de Yanquilandia, George W. Bush, en “Fuck You” (ahora reversionada como tema presentación de la tira local “Ciega a Citas”), a eyaculadores precoces, hombres poco dotados. Y así...

Acida y divertida, la Allen sabe entretener diciendo-lo-que-quiere-decir, como buena ¿posfeminista? (según definen algunos medios). O, mejor dicho, como una chica nueva generación, sin pelos en la lengua. Y con una gran voz, dicho sea de paso.

ES TAN RICA LA TARANTELA

Sin lugar a duda, los meses del año que termina fueron tomados por asalto por el folk psicótico/psicodélico y la metáfora adolescente de Sr Tomate!, la banda platense liderada por Poli, la voz más incatalogable de la escena under musical. Aunque editado en 2007, su último trabajo –”Ritmo de Vida”– hizo eclosión en 2009, dando lugar a un público cada vez mayor y más efervescente, dispuesto a cantar –desde el grito desaforado: “Qué porquería gustarte, algún día me vas a odiar”–. Ni hablar de la pólvora...

Acompañada por Peter en armónica, Marce en bajo, Edu en batería y Ale en guitarra y trompetas, la flaquísima Poli hace de leading voice on stage y descontrola con o sin guitarra.

Con todos sus trabajos a disposición del download online en su web www.srtomate.com.ar, a las reversiones de temas de la Velvet Underground o Los Redondos (más sus dos EPs) les está por llegar un compañerito más: el disco “Elesplit”, compartido con Prietto viaja al cosmos con Mariano y Shaman y los hombres en llamas. Piso compartido que saldrá el 30 de diciembre y puede ir escuchándose en www.myspace.com/vivaelesplit ¡Por fin una armónica que rockea!

LA INDEFINICION BAILABLE

Chica material o parodia pop, Lady GaGa ha sido el estallido –bailable– de la curiosidad sexual del último año. Mientras se debate su ¿posible? hermafroditismo, la veinteañera no aclara. Es más, la blonda aprovecha la ambigüedad para darse más y más fama. Y mantener primeras posiciones en los charts por lo ancho y largo del globo.

Así, la neoyorquina Stefani Germanotta (tal es su verdadero nombre) juega a la frivolidad, a ser objeto warholiano, al glam de-otro-planeta, mientras se desnuda on stage o le canta a su novio sobre cómo quiere... que él le dé sexo oral.

Pero, claro, una de cal y una de arena porque el reconocimiento empieza a pesar y por ahí va “The Fame Monster”, su último trabajo, fresquito en las bateas. “Me obsesioné con la decadencia de las celebridades y la forma en que la fama es un monstruo dentro de la sociedad. De eso se trata mi disco, creo que todo encaja perfectamente”, explicó la artista en alguna oportunidad.

DEJAR DE QUERER

Desde la escena folk con cariño, la ex planetense Laura Citarella largó cancionero primerizo (y homónimo) con reminiscencias de blues, pop, entre otras cuestiones. ¿La excusa? Hablar del desencanto del desamor, con voz tierna y curiosa y detalles/sensaciones cotidianos. Así vistió sus temas la cantautora/productora/cineasta que –ahora– dice estar en un momento de “vacío, vértigo y disponibilidad”.

Sellando cicatrices desde la guitarra/protagonista, va la artista de múltiples talentos (también es productora de El Pampero Cine, junto a Mariano Llinás, Alejo Moguillasnky y Agustín Mendilaharzu), capaz de cantar con salvaje sinceridad: “Estábamos cansados de cansarnos y aprendiste que ahora nadie siente nada, más allá del alivio”. Se puede escuchar en www.myspace.com/lauracitarella. O a comprar el disco nomás.

LA SENSIBILIDAD TODA, EN MASCULINO

En su tradición proactiva de editar-un-disco-al-año, el trovador capaz de derribar géneros y construir nuevas formas de decir, Gabo Ferro, tomó la canción por las astas y entregó doce temas que lo reciben como uno de los mejores letristas (y cantautores, por supuesto) de la escena nacional.

Desde la música popular argentina (personalizada), el artista se enamora, sufre y pelea, una vez más, haciendo del amor en mayúscula un terreno digno de ser habitado. Para hacerlo, descose la pluma con frases a-prueba-de-todo, como “Seré tu ajuar” o “¿A qué me abrazo tan fuerte cuando te abrazo?”.

Grabado en dos días, Boca Arriba –tal es el nombre del disco– continúa el sólido estilo y repertorio que Ferro comenzó en “Canciones que un hombre no debería cantar”, en 2005. Como bonus colorido, suma la participación de Pedro Aznar y un hit (que crece y crece y crece, hasta emocionar) como “Soy todo lo que recuerdo”. Sensibilidad a flor de piel que dice por todas y todos. Y sí... Alguien tenía que animarse.

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