Viernes, 25 de junio de 2010 | Hoy
MONDO FISHION
Ultimas noticias de la casa Hermès arriban desde la oficina de prensa de París y la de Buenos Aires. Christophe Lemaire, el diseñador francés que remozó y “glamourizó” las siluetas deportivas de la firma Lacoste, reemplazará al extravagante Jean Paul Gaultier al frente de esa firma. Pues, además de su marca propia, el creador del célebre corsé en punta para Madonna era quien diseñaba elegantes atavíos para pasarelas, carteras, accesorios y foulards de la firma fundada en 1837.
Desde 1917, el año del lanzamiento de la cartera Bugatti, hasta el fetiche de 1932 que luego inspiró la célebre Kelly Bag, la firma no cesó de innovar en desarrollos para el mercado de lujo. La noticia de cambio de diseñador suena a búsqueda sensata y hacia una moda más democrática de la firma (aunque los precios seguirán siendo exorbitantes).
A través de un comunicado de prensa, quien representa la sexta generación de esa firma con epicentro en el 24 de Faubourg Saint Honoré, sentenció “Christophe Lemaire nos parece una elección atinada para una nueva línea de ropa para mujeres. Su estilo chic, deportivo y atemporal es perfecto para reinterpretar nuestra línea de ready to wear, iniciada en 1920”. Los RR.PP. de aquí y de allá destacaron sobre la bio de Lemaire que nació en Besançon, en abril de 1966, que fue el director artístico de Lacoste desde 2000 y, por sobre todas las cosas, que hay que esperar a marzo de 2011 para apreciar sus creaciones. Para los lugareños faltó aclarar que Lemaire estuvo en Buenos Aires hace más de una década, en los inicios de su marca indie y en el contexto de un ciclo de moda francesa en el Centro Cultural Recoleta.
Mientras aguardamos entonces a marzo del año próximo para ver los resultados del cambio de fichas en el vertiginoso mapa de la moda, vale ahondar en la iconografía de esa firma que nos llega desde el libro The Hermès Carré. Doscientas noventa páginas, edición de tapa dura, y un fabuloso dossier de estampas de los tradicionales pañuelos.
El uso de la seda natural no era inusual en la casa Hermès: inicialmente, en el siglo XIX y cuando la firma se abocaba a elementos de cuero para la equitación (pues su fundador fue un experto en monturas y otras piezas para deportes ecuestres) los jockeys del equipo Hermès vestían como contraste de sus pesados trajes de montar leves camisas de seda con los tonos representativos del dueño de cada caballo.
El primer diseño que salió de la maison se llamó “Jeu des Omnibus et Dames Blanches” y ostentó estampas de un grupo de damas y carruajes en tonos blanco, negro, celeste, otros tonos pastel y verde. Su imaginario aludía a una competencia de carruajes de dos empresas parisinas que iban de la Bastilla a la Madeleine; mujeres y hombres ataviados según los usos de la época y la expresión: “Un buen jugador nunca pierde su temperamento”.
La semana pasada, cuando trascendió la noticia del cambio, la experta de moda del New York Times, Cathy Horyn y el actual director de la firma, Pierre Alexis Dumas, sostuvieron el siguiente diálogo: “Algunas personas de la industria están sorprendidas de su elección de nuevo diseñador”, dijo la incisiva reportera. “¿De verdad? Yo estoy muy contento”, respondió el jefe francés. “Es que Christophe no es un diseñador prominente”, continuó la reportera. Sus dichos me recuerdan la transición ocurrida cuando Martin Margiela fue reemplazado por Gaultier hace varios años. Muchos se alarmaron y finalmente Jean Paul hizo notables cambios creativos en la firma. “No espero ni me gustaría que Christophe intente emular los diseños de Gaultier, sí que refleje los modos en que se visten las mujeres de este momento. Claro que ahora tendrá acceso a materiales muy buenos y a fabulosos artesanos. Estoy muy curioso por ver los resultados”, concluyó astuto el Sr. Dumas y sin perder la calma, porque como enuncia el primitivo foulard o carré Hermès: “Un buen jugador nunca pierde su temperamento”.
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