Viernes, 7 de enero de 2011 | Hoy
IN CORPORE
“Pariremos con placer” es el primer título de un libro de Casilda Rodrigáñez Bustos, (Editorial Madre Selva), que contiene apuntes sobre la recuperación del útero espástico y la energía sexual femenina, el parto orgásmico y el parto como una cuestión de poder. Casilda Rodrigáñez Bustos es una autora española ignorada en la Argentina pero muy importante en el mundo. Es una pensadora feminista radical sobre la maternidad. Sus investigaciones son biológicas, pero también históricas, psicológicas, antropológicas, sociológicas y culturales. Casilda integra la Asociación Antipatriarcal y lucha para que se reconozca socialmente la existencia del patriarcado como primer paso para abolirlo.
En este libro, publicado en nuestro país, se puede ver cómo la maternidad está acorralada en el ámbito doméstico y privado. Por eso en la vida profesional de la mujer y en la sociedad competitiva y caníbal la maternidad molesta, cuando lo lógico sería que las relaciones sociales que establecen las mujeres incluyeran la maternidad. Del mismo modo que parir se ciñe al mandato sufriente.
Pero no siempre ha sido así. Casilda Rodrigáñez se remonta al tiempo en que las mujeres paríamos y amamantábamos con placer y los niños y las niñas se criaban con los deseos saciados. Ella desanda el camino de crimen y humillación patriarcal para pensar el sitio de la madre en una civilización sin guerras fratricidas.
El libro es una invitación a pensar cómo vencer la sexualidad castrada y recuperar la maternidad entrañable. La recuperación del útero espástico no es sólo biológica, es también cultural y política. Mientras que el recorrido histórico nos permite pensar que podemos cambiar y acercarnos, aunque sea unos pasos, a un nuevo tiempo de sociedades con modelos de hombre y de mujer fraternos, justos y solidarios.
“El malestar de nuestra cultura se debe a todo lo que desencadena la robotización de la función materna, las relaciones patológicas y el desierto afectivo que este desquiciamiento produce. Lo malo del chupete, por ejemplo, no es que el pezón sea de plástico, lo peor es el cuerpo que falta detrás del chupete. Lo peor es la orfandad, la falta de calidez. Este mundo es inhóspito, porque han matado a la madre y todos y todas somos huérfan@s, y por eso no nos podemos reconocer como herman@s. La verdadera fraternidad es la que sale de los cuerpos físicos”, escribe Casilda.
Y apuesta: “No debe extrañarnos que la lucha contra los hábitos y costumbres de la maternidad patriarcal encuentre tanta dificultad. Creo que para ir abriendo camino hay que poner en marcha la ayuda mutua práctica y cotidiana entre las mujeres; así como un nuevo tipo de relación entre hombres y mujeres que recupere el espacio y el tiempo de la verdadera maternidad. Pues nuestros cuerpos vivos sólo necesitan un poco de conciencia para desatar toda su potencia sexual, un caudal infinito latente de energía y pasión por el bienestar de los demás. Sabemos que es destino de todos los cuerpos, femeninos y masculinos, hacerse regazo y no coraza. Además están ahí nuestros hijos e hijas, nuestras criaturas, reclamando su derecho a tener madre, a nacer gozosamente y a encontrar un mundo donde vivir con calidez y armonía”.
Más información: www.editorialmadreselva.com.ar
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