Viernes, 28 de enero de 2011 | Hoy
[IN CORPORE]
Aunque no sea la intención, las bellas fotos en blanco y negro de las playas con mujeres vestidas en cómodos trajes de baño de los pies a la cabeza parecen una reliquia cultural y estética. La semana pasada, un grupo de mujeres lesbianas denunció a una pileta de Moreno por discriminarlas. ¿El motivo? No las dejaban entrar en short por considerar los pantalones cortos una vestimenta antifemenina. Ah, y además de catalogar la feminidad también la imponían como requisito para zambullirse.
El caso de discriminación –que se investiga en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi)– muestra no sólo los prejuicios latentes sobre el cuerpo, sino también el deber ser del verano: ser mujer es mostrar el culo.
En contra de las ganas de exhibirse, está el pudor a no pertenecer al club extra small que rechaza las cervecitas de verano y los churros en la playa a cambio de no tener ni una curva de placer ni una de grasa. Pero, también, otra enemiga de la imagen estándar (aunque estandarizadamente a las modelos y actrices las revistas les hagan photoshop para sacar sus pocitos) es la celulitis.
Olga Millán, directora médica de Bodywrap, enfatiza: “El problema hoy es que se ha inculcado la belleza estética como un requisito, todas desde chicas tenemos que estar divinas, sin celulitis, bien modeladas y tonificadas”. Y advierte: “Es preocupante, que menores de edad, hoy piensen en mejorar su aspecto físico con tratamientos y/o cirugías y que no se preocupen por mejorar la calidad de su alimentación”.
Al menos, sepamos de qué se trata: “La adiposidad se debe al aumento del tamaño de las células que almacenan la grasa. La celulitis es más compleja, se debe a trastornos que impiden una correcta circulación de los líquidos del cuerpo. Esta afección puede ser agravada con el tiempo si no se controla adecuadamente. Existen numerosas causas de su origen que pueden ser de orden genético, hormonal, circulatorio y de los hábitos de consumo de alimentos y sustancias tóxicas como el alcohol y el cigarrillo. Más del 90 por ciento de la población femenina está afectada por esta patología”, apunta Paula Schaievitch, licenciada en Química y directora de Iconociencia y estética.
Para ella, más allá de la exigencia de belleza actual, la piel de naranja también es un espejo más de la salud: “Imaginar que la celulitis es sólo un problema estético sería minimizar la patología. En realidad, a medida que avanza el compromiso del tejido puede afectar aún más la microcirculación sanguínea y producir fibrosis”, sostiene. Ella propone como medidas preventivas tomar dos litros de agua (para eliminar toxinas), usar calzado cómodo (los tacos altos no son buenos amigos de la piel), optar por una alimentación natural y recibir masajes drenantes u otros tratamientos más específicos para combatir la celulitis.
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