Al finalizar un encuentro en la Escuela Técnica Nº 1 de Chascomús nos quedamos a conocer el colegio. No podía sacarme la sonrisa y esperanza. Me impactó la inversión económica que permitió incorporar maquinaria y tecnología nuevos. Pero, especialmente, la presencia de alumnas (y no es un caso aislado), ya que se nota un crecimiento en la matrícula a nivel nacional (aunque sigue siendo muy minoritaria con relación a los varones). En este sentido, también me asombró que este año, por primera vez, las chicas empezaron a usar los tornos, cosa que antes no ocurría, por lo que ellas quedaban relegadas a tareas diferentes que evidenciaba desventajas e injusticias respecto de los alumnos varones.

Todos estos conocimientos servirán –equitativamente– para fabricar semáforos para Chascomús. Toda una señal. En particular, los semáforos de Chascomús me llevaban a una escena del film Relatos del encuentro, en que un joven ofrece detalles de su trabajo en una cooperativa y confiesa que cuando ve pasar un tren se reconoce en sus ruedas, porque es él quien las hizo. En Chascomús, cada vez que los y las estudiantes de la Técnica Nº 1 circulen por sus calles, al frenar con el semáforo se volverán a ver a sí mismos, podrán reconocerse como autores de algo vital para su comunidad y para ellos significará reconocimiento social.

Una señal tan simple como trascendente de que los jóvenes no son solamente esos vagos, peligrosos, apáticos que buena parte de un sentido común dominante, en complicidad con los grandes medios, intenta instalar cada vez que puede por parte de los portadores de nostalgias restauradoras para quienes todo pasado fue mejor. Los semáforos se convertirán en una señal que enaltece a los jóvenes y en aviso para todos, dando pruebas que se puede practicar ciudadanía mientras se es alumno de la escuela.

Desde 2003, el gobierno nacional ha promovido la Ley 26.058 de educación técnico-profesional, que crea un fondo especial de financiamiento. El Censo Nacional (de 2009) de Educación Técnico-Profesional indica que el 85 por ciento de sus alumnos volvería a elegir una escuela técnica, el 93 por ciento no abandonó nunca la secundaria, el 88 por ciento quiere seguir estudios superiores y un 31 por ciento de las estudiantes es mujer, dato que marca una nueva tendencia en una modalidad tradicionalmente elegida por varones.

Se trata de una auspiciosa realidad que da cuenta del reposicionamiento y crecimiento de las escuelas técnicas en nuestro país, las mismas que habían sido desfinanciadas en lo económico por la devastadora oleada neoliberal de los ‘90. Los semáforos de Chascomús, las ruedas de los trenes en Rosario, me hacen pensar que cuando los más jóvenes pueden sentirse parte de un proyecto colectivo, y los adultos nos asumimos como referentes clave, es probable que comiencen a alejarse esos fantasmas de la violencia y de las nostalgias autoritarias.

Señales que recuperan lo mejor del pasado, enriquecen el presente y vuelven a sembrar idea de futuro.

* Licenciado en Ciencias de la Educación. Especialista en gestión y conducción del sistema educativo. Capacitador de docentes y directivos de escuelas medias y co-autor del libro Violencia escolar bajo sospecha, de Editorial Miño y Dávila.