Viernes, 30 de marzo de 2012 | Hoy
DIEZ PREGUNTAS A VIRGINIA KAUFMANN *
–Nelly Olson es una versión “recargada” del personaje de Nellie Oleson, la niña rica y mala de la serie La familia Ingalls cuyos padres tenían una tienda de ramos generales. Nellie era la gran enemiga de la querida Laura Ingalls. Nelly es como Nellie, pero peor.
–Me inspiran las circunstancias de la obra, que está muy bien escrita por Gastón Cerana y mi recuerdo de ese personaje que veía por televisión en la infancia.
–No. Para mí, odiar es un infierno en sí mismo. Y el arte está más ligado al placer... pero entiendo perfectamente que para La Nelly odiar sea placentero y que desarrolle tanto las acciones de odiar, que devenga en artista de ese “género”.
–Están cerca, pero separados. Me parece que la suerte los “linkea” o no.
–Mi sensación ahora no es la de estar sola en la obra. Para nada. Nuestro pianista, Leo Stefoni, es una presencia importantísima en el escenario; la música, los textos y las situaciones que imaginó el autor, la sala que tiene un formato de café concert cálido y contenedor, y ni te digo del equipo de trabajo... ¡No hay manera de sentirse sola! Así que no siento que sea un unipersonal en realidad.
–No lo sé, pero seguramente para algo nací, y para ese “algo” debo ser imprescindible... si no, para qué vine al mundo. Son conjeturas, no estoy segura.
–¡Muuuchas cosas! Pero me avergüenzan, no las puedo decir...
–Que tiene que legalizarse para quien necesite realizarlo.
–Proyectos para educar a los conductores de vehículos, para que cumplan las normas de tránsito y para que no haya muertos por accidentes de tránsito. Proyectos ecológicos, autosustentables. Proyectos para facilitar la adopción, porque parece que por medios legales es un imposible. Proyectos para ordenar y limitar la construcción de edificios en las ciudades. Para... ¡no puedo parar!
–A un cuarto de helado, a una pizza a la piedra, a dejarme lamer por mis perros, al Caribe. ¡Acá tampoco puedo parar!
* Actriz. Actuó en Herederos de una venganza, participó en el Kabaret de Concha del Río en 2010 y con Marcelo Katz puso en escena Tempo y amargo dulzor. Co-produjo y escribió Amores retro en El Cubo. Ahora, con Odiar es un arte, encarna a la antológica villana de La familia Ingalls, madura, eterna y más mala que nunca.
Las funciones son los viernes a las 22.30 en Mediterránea Café Teatro, Tucumán 3378.
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