ARTE
Una muestra que reúne los trabajos abstractos de siete pintoras (entre ellas, un varón, tal vez el más científico de todas) respondiendo a una tendencia que las planta a ellas frente a enormes telas y a trabajar lejos de la figuración. Curada por Alejandra Seeber, Abstracta Tú! indaga en la pertinencia del arte en la vida y le devuelve la pelota al que mira con un signo más dramático: ¿Quién sos?
› Por Flor Monfort
Las mujeres vienen marcando territorio en el mundo del arte, como en otros campos de batalla donde el combate es cuerpo a cuerpo, minuto a minuto, peso a peso. Así lo explica Alejandra Seeber, curadora y artista de esta muestra que abre sus puertas en la galería Miau Miau hasta el 27 de abril, donde expone ella misma junto a Sofía Berakha, Sofía Bohtlingk, Valentina Liernur, Deborah Pruden, Juan Tessi y Rosario Zorraquín. Abstracta Tú! es una búsqueda que empezó en 2011 donde la afirmación de las mujeres en el territorio de la abstracción se hizo firme como la necesidad de reunir esos trabajos y ponerle palabras a su falta de figura (y a la angustia que eso genera). Así empezó el camino Seeber, viendo miles de trabajos que le iban abriendo preguntas o arrinconando frente a algo mucho más grande que una simple moda. “Cuando yo empecé a pintar, si los varones hacían algo percibido como sensible, se decía era ‘ay, qué divino, es lindo, joven, hombre y encima sensible’. Si yo pintaba algo sensible nadie daba un mango, porque es lo obvio que una mujer sea sensible. Y si hacían algo fuerte, jugado, dramático, era también aplaudido. La mujer, para ser una pintora valorada, tenía que tener anteojos, zapato abotinado y pelo corto mientras se convertía en una vieja. El mercado del arte también es mucho más complicado para las mujeres (si bien en un momento el record de cotización lo tuvo Marlene Dumas). Pero me parece que de un tiempo a esta parte hay cierto reconocimiento de lo que las mujeres estamos haciendo más por el costado, no tan en el centro de la escena, y eso de estar más en la periferia nos habilita a hacer cualquier cosa porque no nos están mirando tanto. Esta muestra surge porque ya el año pasado era evidente que las mujeres estábamos haciendo estos cuadros enormes abstractos. Hay excepciones, pero los varones hoy están más en una cosa chiquita, figurativa, renacentista, de capas y virtuosismo... De todas maneras, esto viene pasando hace tiempo y en todos lados.” Seeber se refiere a cierta ola de abstraccionismo que empezó hace aproximadamente quince años, donde las que se plantaban como abstractas eran apartadas de alguna manera porque el expresionismo abstracto era territorio de hombres, esa cosa medio atormentada del artista asociado al alcohol y al existencialismo dejaba a la mujer afuera del foco de lo que el arte miraba y destacaba. Ingrid Calame, Monique Prieto, Fiona Rae, Laura Owens son algunas de las representantes de aquello que pasó en los ’90 un poco en los bordes. Para Mariano López Seoane, director de Miau Miau, “el prejuicio tiene que ver con aquello de asociar la mujer a lo doméstico, su pintura más ligada a lo decorativo y a lo bello. Y los hombres expresando las emociones fuertes y los estados del alma”, dice.
Alejandra: –No, no hay. Estamos tratando de mostrar diferentes casos de la abstracción a través de siete artistas, que me costó mucho seleccionar, y después, dentro de ellos, elegir cada pintura, para que cada una tenga el jugo más puro. Yo no quería que fueran todas mujeres, porque ése es otro de los problemas: en la lucha de género terminás hablando entre mujeres y para mujeres, y yo creo que hay que encontrar un momento donde a esa conversación se incluya al varón. Hace poco me invitaron al Congreso Internacional de la Mujer Intelectual en México. No pude ir al final, pero eran todas mujeres, y eso me parece muy problemático. Y también me molesta cuando me invitan a muestras de mujeres exclusivamente porque me parece que al fin y al cabo no te estás contrastando y cerrás el diálogo. Entonces hay un varón en esta muestra, Juan Tessi. Su approach para encarar el trabajo es el más científico. El empieza esta serie de cuadros abstractos pensando en el maquillaje, pero está más atado a un proceso (tutoriales de YouTube para aprender a maquillarse) y sigue un camino, tiene unas reglas y, al final, pensando en toda esta muestra, pienso que él es la más abstracta de todas.
–Están los abstractos más duros y están los que se atan más a un procedimiento, entonces ahí no importa qué es lo que podés encontrar como figura porque sabés que tiene que ver con un proceso, por ejemplo, pasar un caracol sobre una mancha de pintura y después sobre la tela para ver lo que queda. Y después está esto que fui descubriendo al juntarlo todo y al tratar de escribir de qué se trataba: cómo seguir evadiendo significantes para poder seguir pintando. Cuando te planteás una figura, en un punto se termina ahí la obra. Pero con la excusa de la abstracción una puede seguir transitando un camino y buscando cosas y a mí (y después de escucharlos descubrí que a ellos también) me pasaba que lo más interesante de una pintura surgía cuando estaba distraída, cuando se me caía un pedazo de algo sobre la tela, cuando me confundía, cuando venía una sombra de afuera que se proyectaba... Todo lo que no contaba que iba a pasar y se me metía en el momento de pintar: el azar. Al cabo de mucho tiempo, lo mejor que podés hacer es no planear e ir viendo qué pasa, y eso es muy angustiante, porque al cabo de una serie de cinco cuadros ya no sabés por dónde empezar.
Tanto ella, López Seoane como Rosario Zorraquín, una de las artistas de Abstracta Tú! presente en la nota, coinciden en que el abstraccionismo es pura intuición, un proceso lento que se nutre no sólo del trabajo frente a la tela sino de lo que pasa afuera, antes y después, cuando el artista cambia la obra de lugar, cuando se aleja y la vuelve a mirar. “Ya ni memoria tenemos para acordarnos de los teléfonos, confiamos en la máquina y no pensamos, entonces la intuición del trabajo en la abstracción tiene algo tradicionalmente asociado a lo femenino también, pero que puede estar encarnado en un hombre. A mí no me importa el cliché de la intuición, me interesa que se revalorice”, dice Seeber.
Mariano: –En ese proceso había veces que las artistas me decían “a este cuadro lo arruiné, me pasé” y yo las miraba y no entendía. O Rosario me decía “a éste le falta un poco”, y yo pensaba “¿Qué le falta? ¿Cómo te das cuenta?”. En una figura es fácil, pero en un cuadro abstracto el criterio para decidir si le falta o no es otro. Es muy interesante porque es muy personal, y al final me di cuenta de que tenían razón.
A: –Ella estaba esperando una situación que todavía no había llegado.
Rosario: –En un momento aparece una situación que te frena y te dice que el cuadro está terminado.
A: –Hay cuadros que son muy complicados y en un momento te echan, te dicen “acá no puede entrar más nada”, otros no te dan ese momento inesperado. Cuando empecé a hablar con los artistas de esta muestra todos hablaban casi de algo místico, una especie de cosa de tarot, de la borra del café...
M: –Y de que la abstracción puede representar un tipo de experiencia que no es figurativa, el tiempo, una sensación, algo que lo figurativo no puede comunicar.
R: –Cuando aparecía algo figurativo en los cuadros, lo mataba.
A: –Eso me parece interesante desde el punto de vista de lo democrático. Cuando se pinta un cuadro abstracto, se sabe que el que mira va a ver algo que una no vio, el que viene mira lo que quiere.
A: –No le quiero construir la imagen al que mira, eso seguro. Para mí es importante la conciencia del espectador, porque hay un montón de juegos y de guiños que una le hace al que va a mirar porque en la pintura cada pincelada ya viene cargada de historia y de referencia.
R: –Está la pregunta de “¿qué es esto?” que puede venir del que mira pero también está la pintura preguntando “¿Y quién sos vos? ¿Qué hacés acá?”. Me gusta ese estado de pura pregunta de la abstracción.
A: –En la abstracción no existe el “¿qué quiso decir?”. Y eso es lo que angustia.
R: –Sí, porque la gente no quiere hacer lo quiere.
A: –Ahí sucede lo más feliz, que es pasarle al espectador la pelota de la libertad.
Hay un mapita a la entrada que te permite ver de quién es cada obra pero no está el nombre del artista y la obra junto a cada pintura, como es usual. ¿Por qué?
A: –Otro esfuerzo más que le pedimos al visitante.
M: –Está bueno que se licuen las identidades, casi un chiste al mundo del arte. En la inauguración la gente quería saber de quién era qué y se sorprendían los que conocían las obras individuales cuando les confirmábamos las autorías.
A: –Todo el mundo esperaba desparpajo y se encontró con algo serio. Esperaban carnaval y se encontraron con “la abstracción” casi como un cuco. Cada cosa está puesta en un lugar para pensarla un ratito.
Explica Alejandra, que vive en Nueva York hace 12 años (“Me fui quedando, después me casé y tuve hijos allá, pero siempre quiero volver”), que hay una tendencia en el arte americano a una bajada de arte político muy directa, la imagen alterada de Condoleezza Rice, por poner un ejemplo. “A mí me parece que cuando algo quiebra una estructura y te deja pensando, también es político, y te deja además la gimnasia de la cabeza de haberme hecho pensar ante qué estoy. El arte político más masticado o la fotografía, a la que estamos tan acostumbrados, son algo vagos al lado de la pintura que te exige siempre un esfuerzo”, dice y recupera como gesto el hecho de que estas mujeres se planten frente a una tela enorme, una suerte de “aquí mando yo”. “No sé si lo pensamos conscientemente al principio, pero te toca como artista, porque nosotras desde el lugar de los precios siempre estamos más abajo, o por esto que hablábamos de la sensibilidad. O ese lugar común de ‘la mujer bordaba y después pintó’”, dice.
Varias de las abstractas habían pintado un huevo y algunas no querían hablar de pintura. De eso da cuenta el catálogo de la muestra: Pruden, Liernur y Bohtlingk no querían escribir sobre sus cuadros, decían ¿para qué voy a hablar si pinto?. “Es difícil hablar pero hay que hacer el esfuerzo. Sofía me decía ‘para mí la pintura es un oráculo, ella sabe más de mí que yo de ella’. Esa idea del artista como médium, ponerse disponible para lo que pueda pasar, sin controlar todo, es muy interesante. Yo creo que la pintura es anacrónica y a la vez es hija de su tiempo. No controlo cómo entra el tiempo, pero el tiempo entra. Hay un acto de fe ahí en el que el tiempo se cuela, pero no es algo que se pueda calcular. Valentina decía: ‘Estoy segura de que el garabato de hoy mientras hablo por Skype no es parecido al garabato de los años ’50’. Es algo muy finito que no sabés cómo definirlo. Y frente a la idea de oráculo surge el hecho de pensar qué pregunta le hacés. Me parece que ahí reside un poco el misterio y la pista para sumergirse en las abstractas”, concluye Seeber.
Abstracta Tú! se puede visitar en Miau Miau hasta el 27/4.
Bulnes 2705 (de lunes a viernes de 15 a 20).
Más info: www.miaumiauestudio.com
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux