EL MEGáFONO)))
› Por Romina Mac Gibbon *
Generalmente escuchamos acerca de iniciativas sustentables en Europa o Estados Unidos, algunas pocas en la Argentina, y menos que menos dentro de nuestros propios hogares. Sin embargo, nunca es tarde para formar parte de la solución a los problemas ambientales y sociales, y qué mejor manera que empezar por casa. Para modificar los hábitos, hay varias cosas que podemos empezar a implementar. Lo primero es prestar atención a la hora de comprar productos. Es importante leer las etiquetas y ver qué ingredientes o materias primas contienen, y evitar los químicos y los alimentos procesados.
Sobre todo es importante comprar productos locales y no aquellos que han sido transportados miles de kilómetros hasta que llegan a las góndolas. Es imprescindible fomentar las economías regionales y buscar sellos de comercio justo, productos libres de cloro y que no fueron testeados sobre animales.
El poder que tenemos cada uno de nosotros como consumidores en las decisiones que toman las grandes marcas no es menor. Si empezamos a rechazar los productos que no se alinean con la sustentabilidad, las empresas se verán obligadas a modificar su manera de producir.
Por otro lado, algo que algunos ya tienen incorporado es el ahorro energético. Apagar las luces en habitaciones en desuso, desenchufar los aparatos eléctricos para que no queden en stand by, prender la ventilación o la calefacción sólo cuando sea necesario y abrigarse o desabrigarse como lo hacíamos antes si tenemos frío o calor. Cerrar las persianas durante los días de calor y airear los hogares naturalmente. Por otro lado, podemos hablar de eficiencia energética cuando decidimos cambiar nuestras lámparas incandescentes por lámparas de LED (que ahorran casi un 80 por ciento de energía y están libres de compuestos tóxicos), también contamos con la posibilidad de utilizar nuestros artefactos de manera racional, evitar el lavaplatos y el secarropas.
Sumado a esto podemos empezar por reducir la cantidad de residuos que generamos, eligiendo aquellos productos que tengan menor cantidad de desperdicio o de envoltorio. Separar la basura que puede ser reciclada y/o puede convertirse en abono. En algunas ciudades de la Argentina ya están en marcha proyectos de separación de residuos. Hacer el propio compost también es una manera de reducir la cantidad de residuos que se envían a los rellenos sanitarios. Es una muy buena práctica para implementar en aquellos hogares con jardín, ya que podrán generar su propio abono y tiene cero costo.
Cuidar el agua, no desperdiciarla ni contaminarla, es básico. Darse duchas cortas, cerrar bien las canillas, asegurarse de que no pierdan, regar de mañana o de noche, lavar el auto con un balde, limpiar los platos en la bacha y no dejar correr el agua innecesariamente. Todo se relaciona y el resultado definitivamente es positivo. Lo importante es empezar por algo y empezar cuanto antes. Cambiar los hábitos sin duda es difícil, pero es necesario. El planeta lo necesita hoy más que nunca.
* Licenciada en Ciencias Ambientales. Editora de Sustentator, empresa en soluciones ambientales.Mas información: www.sustentator.com
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