Viernes, 27 de abril de 2012 | Hoy
DIEZ PREGUNTAS A AMANCAY ESPINDOLA *
Por Laura Rosso
–Mucho. La mayoría de mis personajes transcurren en el paisaje patagónico y tienen la carga o la levedad de esos lugares: del viento que no cesa, de la tierra que levanta, de los yuyos secos que ruedan arrastrados, de la soledad más allá de la compañía, del humor cotidiano, de beber un poco de alcohol o del humo del cigarrillo para acompañarse en ese tiempo que siempre pasa lento.
–De Abelardo aprendí el cuento y la enseñanza de que “el cuento es el estilo”, no sólo la palabra, la forma que toma también dice. Y eso lo trasladé al teatro, con otra estructura. De Monti aprendí a mirar la imagen que proyecta mi imaginación y tirar del hilo de mi corazón, sin pudor, para construir la historia. De Aída, a darle el detalle con mi mirada, a cada una de esas imágenes. Un profundo agradecimiento a los tres.
–Se alivian de tanto dolor a través de un ritual. Me parece que no debo decir más. Es mi deseo que el público lo descubra.
–El clima es de convivencia. Las tres son capaces de comprenderse y aceptarse como personas, cada una con sus particularidades y temores y humores y alegrías y recuerdos y dolores, porque las tres vivieron el mismo despojo.
–Lo mejor: poder abrir todo el abanico de todas las que soy y darles el permiso para salir y tomar aire. Allí, en el escenario, todo es posible y no corro riesgo de que me encierren por eso. Lo peor: ¡olvidarse la letra!
–Obtener, de una vez por todas, la sanción de nuestra ansiada ley del actor.
–A un rico postre.
–Para nada.
–Todavía me pongo colorada cuando hablo en público. Soy yo quien habla, y no un personaje.
–En principio, cada una decide sobre su cuerpo. Las mujeres que no tienen los medios económicos para hacerlo en un lugar donde estén cuidadas, con la debida atención médica e higiénica, no deberían morir por hacérselo en lugares insalubres, descuidados, sin higiene y asistidas por personas que no son profesionales y no están preparadas para hacerlo.
* Dramaturga y actriz. A partir del viernes 11 de mayo se presenta en Tres buenas mujeres, de Graciela Holfeltz, sobre un cuento de Laura Bonaparte, junto con Stella Maris Closas y Ruby Gattari. Con dirección de Jorge Graciosi en el Teatro La Máscara, y en el marco del Ciclo Teatro Argentino, Piedras 736, viernes a las 21.
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