Viernes, 6 de julio de 2012 | Hoy
DIEZ PREGUNTAS A EDITH ROSSETTI *
Por Roxana Sandá
–Es un puñado de historias donde la palabra es la protagonista, trabajadas delicadamente por Leonel Iglesias en arreglos y dirección, tejidas por mis compañeros e iluminadas por Popi Spatocco, también en la producción musical. Y con la presencia de Alfredo Abalos, Rafael Amor, Carlos Di Fulvio y José Luis Aguirre como invitados. Es una voz, una esperanza, un pedido, una plegaria, un deseo de luz. Es también una ilusión, un mirar hacia adelante. Es el recuerdo de los que quisieron que fuésemos mejores. Justamente, Popi me dijo el otro día que era “un gesto de amor”.
–Creo que no soy yo la que elige a Armando desde hace dos discos. Estoy convencida de que es Armando quien me alcanza el texto que yo necesito para que todo cobre sentido. Está basado en un fragmento de una entrevista suya: “Levantame ahí, haceme subir un centímetro, con tu poema, con tu libro, con tu cuento, con tu imaginación. Ascendeme. Yo estoy a tu disposición. Yo quiero que me subas. Cuando me cantes, cantame para levantarme”.
–Esperé muchos años para grabar a Yupanqui, aunque hace un tiempo vengo interpretándolo. Antes de hacerlo leí su obra, escuché sus palabras. Lo mismo me ocurre con la obra de las mujeres. Canto obras de Teresa Parodi, Celina Mauro, otras como Suma Paz e Hilda Herrera. Admiro a Marta Quiles, Alicia Crest y Carmen Guzmán, quien tuvo la generosidad de recibirme en su casa y hacerme llegar su trabajo. Las grabaré cuando esté a la altura de su obra. Soy de tiempos mansos, pero no me detengo, siempre estoy caminando.
–Hay una canción, “Señalada por el índice del sol”, de Rafael Bielsa. Yo pensaba en la partida de mi madre con imágenes grises, de final. Pero esa canción me trajo las otras, las que estaban detrás del dolor, las que perduran en una nueva memoria que reparó la anterior. Allí comprendí que la canción también porta esa hermosa posibilidad de traer cosas que creíamos perdidas. Mi tarea es amar ese texto y contarlo bien, la obra por delante, eso es una cantora.
–Mi madre y su “provincianía” trajeron esas sonoridades. Pero no fue sino hasta los veintipico que un pianista santiagueño, Marcelo Perea, me acercó desde sus obras al género. Soy de aquí, rotundamente, traigo conmigo músicas que me habitan, mi alma profunda no es de las ciudades. Lo he sentido no sólo en la Argentina, sino en Bolivia y en Perú; pertenezco a esta tierra y ni sospecho hasta dónde llegan mis raíces, pero están en Latinoamérica.
–No creo que sea imprescindible. Soy una persona sensible que estará en este mundo por un tiempo y, con suerte, cumplirá su tarea, que en mi caso está ligada a la sensibilidad.
–Que haya una ley sobre aborto garantiza que se discuta y contemple la infinidad de variantes que hacen a un tema tan delicado.
–Me gustaría que se pusiera en ejercicio la ley de peñas, que apunta a dar existencia a la figura “peña” en la Ciudad de Buenos Aires. En su momento, el Chango Farías Gómez estuvo muy cerca del proyecto, y se votó por unanimidad, pero no sé en qué situación está hoy. Y en relación con esto, ojalá se apruebe la ley de la música. La Unión de Músicos Independientes (UMI), a la que pertenezco como asociada, está trabajando en este sentido ya hace bastante tiempo.
–A abrirle la puerta a mi superyó. Es muy potente, pero en cualquier momento le cambio la cerradura.
–Me da vergüenza salir al escenario. Soy muy miedosa y tímida. Por suerte, rápidamente, la canción viene a protegerme y me salva.
* Después de AllpaKaspi (2005) y Al pie del viento (2008), continúa presentando su tercer disco, Cuando me cantes. Próxima función el 13 de julio a las 22, en Salta y Resto. Salta 755. Reservas: 43817164/7387.
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