Viernes, 27 de julio de 2012 | Hoy
PERFILES. ESPERANZA AGUIRRE
Por Sonia Tessa
Para la mayoría de los argentinos, Esperanza Aguirre era una desconocida hasta el lunes pasado, cuando se despachó con aquello de: “Si no queremos convertirnos en Argentina, con corralito y con inflación del 20 o el 40 por ciento, tenemos que tomar las medidas que sean necesarias para poder equilibrar nuestras cuentas”. Hablaba, lisa y llanamente, de más ajuste.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, dirigente del Partido Popular, no es una recién llegada a la vida política de su país. Desde 1983, cuando fue elegida concejala de su ciudad por un partido llamado Unión Liberal, esta mujer nacida el 3 de enero de 1952, que ostenta el título nobiliario de condesa de Murillo, tuvo responsabilidades políticas. Fue ministra de Cultura del ex presidente José María Aznar, en 1996, y fue la primera mujer electa para dirigir la Comunidad Autonómica de la capital española. Su mandato en la ciudad se revalidó por el 65 por ciento de los votos.
Cuando era ministra, cantaba loas a la monarquía y se negaba a calificar como dictadura el gobierno de Francisco Franco. Integrante del sector más conservador del Partido Popular, el perfil de su gestión tienta a compararla con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Inaugura hospitales sin terminar, privilegia la gestión privada en la salud y la educación, y sus críticos observan que los favorables números de sus estadísticas encubren la decisión política de vaciar al Estado. Más de una vez debió retractarse de declaraciones, por lo menos, temerarias. “Cada vez que Esperanza Aguirre habla, Dios mata un gatito”, dicen en Twitter, aplicándole un chiste habitual para los sucesos desafortunados.
Siempre se ubica en la misma vereda. Afirmó estar “en contra del aborto radicalmente”, cuando la consultaron sobre el anuncio del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, de eliminar la malformación del feto como un supuesto para abortar.
Como buena defensora del ajuste y las cuentas “equilibradas” a cualquier costo, también ha sido la dirigente política de su país que más se ensañó con el movimiento de indignados, o 15M. En septiembre de 2011 lanzó una “advertencia para que no dejemos que la demagogia de resentidos y de minorías organizadas cambie fatalmente el curso de la historia”, en referencia al movimiento social que repudia el ajuste. “Bajo la apariencia de inocentes movilizaciones se esconde la deslegitimación de nuestro sistema representativo y, en definitiva, constituyen la semilla del totalitarismo”, añadió.
Sus palabras fueron relativizadas incluso por los compañeros de su partido, que se distancian de la visión ultraconservadora de la madrileña. Dice que se hizo furiosamente anticomunista cuando visitó Bucarest, en plena luna de miel. “Allí nació mi ferviente aversión al comunismo”, dijo en la biografía autorizada que escribió Virginia Drake, editada en 2006. Tampoco tuvo pelos en la lengua, durante la huelga general del 29 de marzo, para expresar en una entrevista en la radio que el sindicalismo tiene “una ideología totalmente fracasada”. Para ella, “estos sindicatos caerán como el Muro de Berlín”.
Hay otra biografía, no autorizada, donde se desnudan los negocios privados que propicia desde la función pública, para ella y su familia. La lidere S.A., se llama el libro escrito por Alfredo Grimaldos Feito, publicado en 2009. Allí se la califica como “una política ambiciosa y calculadora que, bajo la apariencia de un discurso marcadamente populista, oculta un programa liberal que aspira a estrujar el erario hasta el último céntimo”. Según el periodista, “detrás de la aristocrática y pizpireta millonaria que actúa con aire arrabalero y maneja la Comunidad de Madrid con absoluto desparpajo, hay un plan sistemático de destrucción de los servicios básicos y de saqueo del presupuesto público en busca del beneficio privado”.
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