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Los manifiestos de moda y arte trasladados a las democráticas camisetas, derivadas de la ropa interior para marineros (y cuyo paso de las musculosas a modelitos con mangas se atribuyen al puritanismo victoriano) fueron recientemente abordados en la muestra Camisetas de Autor, que en la galería Popa, del barrio de La Boca, reunió a 50 artistas, entre ellos a Isabel Aquino, Dolores Elortondo, María Lizaso, José Otero, Ana Lisa Marjak, Diego Alexander y Diego Roa, con la coartada de usar camisetas como canvas, y con la curaduría de Marcelo Bosco y Jo Johanes.

Convertida en ropa de trabajo, tal como documentaron los films Tiempos modernos (Charlie Chaplin, 1935) y Viñas de ira (John Ford, 1940), muy pronto los fabricantes norteamericanos les agregaron bolsillos aptos para llevar tabaco o lápices. Más tarde devino al fetiche erótico (remitirse a la supermodelo Claudia Schiffer en una antigua campaña de Guess, con su remera mojada, o a otra no menos célebre, Naomi Campbell, posando semivestida con su t-shirt y las manos en actitud masturbatoria para la cámara del experto Steven Meisel) y llegó a alcanzar tonos más näif con los galanes Humphrey Bogart y Clark Gable, en tramas de los directores John Houston y Frank Capra.

El último gesto de remeras con artilugios de arte de la escena local remite a una edición exclusiva para mujer, diseñada por la joven modelo y artista Naomi Preizler, conocida en el escenario de la moda internacional y también local por desfilar su silueta longilínea, pelo rubio largo y cara andrógina para las firmas Balenciaga, Barbara Bui, Givenchy, Vivienne Westwood, Gold Label, Alexander Wang, Chanel y Jean Paul Gaultier. En las bambalinas de uno y otro desfile, Naomi, que nació en Buenos Aires en 1991 y representa uno de los hallazgos estéticos de la agencia Pink Models, acostumbra realizar sus dibujos, que ya publicaron varias revistas internacionales y que en ocasiones regala a los diseñadores. La serie para Ay Not Dead remite a cuatro obras que reflejan su veneración por las mujeres de armas tomar, realizadas con estampas en negro sobre blanco y algunos matices de color: en su imaginario trazan un homenaje a la vida y obra de la artista feminista Niki de Saint Phalle, cuya obra enmarcada en 1960 hizo hincapié en el cuerpo femenino y que solía recurrir al disparo de sus cuadros con una escopeta. Como Naomi, también Niki de Saint Phalle fue modelo en su adolescencia.

La pequeña serie admite el modelo Niki, que reproduce los trazos de la escopeta en cuestión, y el modelo Fantasías, que retrata su mirada sobre la masturbación femenina y desde la comodidad de una cama marroquí. Mientras que las camisetas Seducción y Mirada aluden a otras herramientas para la dominación o la conquista. Dijo Naomi, quien actualmente vive y trabaja en Nueva York, acerca de su relación entre arte y moda: “Mi vida es un experimento de autodescubrimiento y un continuo hallazgo de la libertad expresiva”.

Volviendo a la vida y obra de su artista fetiche y coartada del homenaje arty, vale destacar que circa 1962 Niki participó de la exposición El arte del montaje, en el MoMa; que un par de años más tarde bautizó Nanas a una serie de figuras femeninas voluptuosas y en diversos matices cromáticos. La más pin-up, desde el abordaje feminista, fue la escultura llamada Hon o Ella, en sueco, que exhibió en una galería de Estocolmo, de modo casi secreto. ¿El motivo? Para acceder a la obra se entraba mediante la vagina, y el gesto fue considerado risqué en ese momento. Ya en 1979, la escultora de apellido fálico construyó cerca de Florencia un parque cuasi temático llamado El jardín del tarot, consagrado a sus siluetas de chicas va-va-boom, dignas de algún show de burlesque pero con trama feminista.

Y volviendo a las lindas remeras de Naomi para la firma Ay Not Dead –disponibles en todos sus locales–, el manual de estilo indica combinarlas con pantalones blancos o con chupines de impronta glam, tiaras y flores blancas.