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Doberman se estructura en el encuentro, en una tarde de siesta, de dos mujeres de mediana edad que entrecruzan sus mundos en una charla que pareciera casual, pero que empieza a crecer y va tomando una densidad particular que puede devenir en una tragedia doméstica. Mercedes será el exponente de una mujer que, contra los mandatos culturales, decidió vivir según su pulso y desde su humilde cotidianidad, transformando la independencia y el hedonismo en su preciado tesoro: “Aunque el costo –explica la directora Azul Lombardía– haya sido ser madre soltera y ser el foco de injustas sospechas por su ‘falta’”. Mientras tanto, Mirna “siguiendo un amor adolescente, con la ignorancia a flor de piel, se armó su propia rueda doméstica con un marido más seis hijos machos: algo imposible de frenar”.

Las decisiones de la opera prima de Lombardía pasaron por probar en el montaje “la idea de ser testigo de algo que está pasando, de espiar un mundo. “Con Santiago Badillo –cuenta– trabajamos en la escenografía y la iluminación con la decisión de abordar el hiperrealismo en muchos aspectos. Se cocina en escena, de una canilla sale agua, todo tiene que estar vivo, puro presente. Es como si una máquina sacabocados hubiese trasladado el corte de esta cocina al medio de la sala de teatro.” La puesta se completa con la proyección de un fondo de la ciudad de City Bell. Dice Lombardía: “La idea es que el espectador se sienta en ese lugar, por eso el desarrollo de la obra es la charla en tiempo real. El espectador debiera palpitar la tensión y el crecimiento de la teatralidad e ir descubriendo el motivo real de la visita de Mirna”.

Interpretada por las actrices Mónica Raiola y Maruja Bustamante, muy bien elegidas para una obra donde prima el puro diálogo y que, por ende, la construcción de los personajes será desde sus discursos, Azul explica que: “Si bien yo tenía en mente el color de cada una y el de la obra, fue la palabra la que terminó de colorear a estas mujeres y sus comportamientos. Me interesa indagar sobre esa impunidad, sobre el exceso de las palabras, el prejuicio, la envidia, la ‘opinología’, la contradicción, el cinismo, la ironía, la intuición, el deseo y la falsa comprensión como los tejidos de esta verborragia. Intentar relatar el mundo de esas mujeres en el que el lugar común es como una cárcel que las protege de la soledad y de sus propias preguntas. Esas mujeres que llenan los espacios, que generan dependencia, que funcionan como imanes atrayendo, incluso, tragedias ajenas. Y las otras, las que son volcanes sin erupción, las que guardan todo adentro. De las que se puede esperar cualquier cosa”.

Si bien Azul Lombardía estrena este montaje en el marco de las Operas primas, hace rato que viene trabajando en teatro. Primero se formó con Hugo Midón y después con Nora Moseinco, quien la dirigió como una de las integrantes del grupo Los Susodichos. Además de estos grandes maestros, no puede dejar de destacar a Julio Chávez, con quien se formó en su estudio de teatro. Ella lo resume de esta manera: “Vengo de ese teatro creativo y autogestivo y esa pulsión es la que me mueve en cada proyecto que encaro”. Azul, además, es coautora y dirige la serie Según Roxi y está en proceso de escritura, junto a Julieta Otero, del libro de Roxi. “El universo de la maternidad también es algo que me interesa y necesito explorar. La serie comenzó con ocho capítulos de las desventuras de una madre políticamente incorrecta en donde también es el humor el marco para el relato. Si bien es un espacio de catarsis, que se alimenta de nuestra experiencia como madres de dos hijos, es el humor y la particularidad del personaje los que enmarcan el proyecto, que ahora excede la serie y explota en las redes sociales.”

Doberman. Viernes, 21 hs. Centro Cultural Ricardo Rojas. Av. Corrientes 2038. $ 20.