Vie 02.08.2013
las12

INTERNACIONAL

Señorita maestra

La primera heroína animada de la TV paquistaní, Burka Avenger, maestra de día y vengadora de noche, da batalla contra políticos corruptos y magos que se oponen a que las niñas se instruyan. Una denuncia en versión comic de los ataques sistemáticos contra la escolarización femenina en esa región.

› Por Guadalupe Treibel

A saber: la nueva heroína de la TV mundial (en realidad, se emite por la pantalla paquistaní, pero siempre existirán las bondades reproductivas de la consabida Internet) no necesita llevar un corsé reacomodaórganos, ni mostrar la cinturita para distraer a los malvados de turno. Tampoco dispara balas de plomo, lanza lanzas (con perdón de...), domina machetes, escupe fuego o domina métricos sables. Ojo, que el shuriken no sea su mejor amigo no significa que esta mujer no sea de armas tomar sino que los adminículos ofensivos de su agrado son menos convencionales que las habituales y sanguinarias opciones que inundan el mundillo audiovisual. Maestra de día, vengadora de noche, Burka Avenger –tal es su seudónimo y el nombre del show– ataca a los malhechores con lápices, biromes y libros que, usados con sapiencia ninja, pueden ser igualmente fatales.

La afilada elección no es casual. Además de ser la primera heroína animada de Pakistán, la enmascarada tiene una misión entre clase y clase: promover la educación de las niñas de la república islámica, tanto por dentro como por fuera de la pantalla. “¿Cómo? ¿No salva al mundo de monstruos o alienígenas?”, se preguntará algún guanaco con expectativas mutantes. No, hace algo mejor: la profe Jiya –su nombre de civil– lucha contra políticos corruptos y magos que se oponen a que las niñas se instruyan, situación que tiene triste asidero en la realidad del país.

Es que, de cara a los hechos, son frecuentes las noticias que informan sobre ataques en zonas del noroeste de la región, donde los talibán ya han destruido cientos de escuelas e incluso herido de muerte a tantísimas simpatizantes. En ese sentido, aún resuena el caso de Malala Yousafzai, la adolescente de 16 años que el pasado año recibió un tiro en la cabeza por militar por este y otros derechos civiles, y expresarse sentidamente contra los asesinatos de “honor”, los matrimonios forzados y la mutilación genital femenina. Afortunada e increíblemente, MY –ganadora, entre otros, del Prix Simone de Beauvoir pour la Liberté des Femmes– no sólo sobrevivió al impacto: aún cuenta el cuento e inspira a millones.

Tampoco es menor el hecho de que Pakistán sea el segundo país menos escolarizado del mundo, con 5,4 millones de jovencitos lejos de la primaria (a los que se suman otros 7 millones de adolescentes, lejos de la secundaria, según datos de la Unesco). Que la inversión militar sea siete veces mayor a los billetes que se apuestan a la educación ayuda a comprender el panorama... Que la alfabetización de las mujeres se calcule en apenas un 12 por ciento, también.

Pero retomando las buenas nuevas –el show cartoon Burka Avenger, de más está aclarar–, la comedia de acción comenzará a emitirse este mes por la cadena local Geo Tez TV, transcurriendo la historia en la imaginaria ciudad de Halwapur, donde la superheroína –educada por su padre en las artes marciales– combatirá al malvado Baba Bandook y sus secuaces con el fin último de frustrar su empedernida intención de cerrar una escuela para chicas. Acorde con Aaron Haroon Rashid (cantante pop británico-paquistaní y uno de los creadores del programa), la idea es focalizar en los valores de igualdad y tolerancia, conceptos bien problemáticos en la zona. “Queremos entretener, educar y promover valores positivos”, admite el artista sobre la tira que, además, incluirá tópicos como el medio ambiente y la discriminación. “Creo que es una manera interesante de hacerlo. Burka Avenger es un gran modelo a seguir y, en Pakistán, esos modelos escasean”, agrega el productor que, de momento, tiene 13 episodios finiquitados.

Las buenas nuevas, sin embargo, no han conformado a todo el mundo y más de un progresista ya puso el grito en el cielo por la vestimenta de la heroína en cuestión. “En este caso no se trata de un signo de opresión. Ella hace uso de la burka para ocultar su identidad, así como otros superhéroes y heroínas llevan otras prendas con el mismo fin”, ha explicado Haroon en una interviú con AP sobre la prenda, esa larga túnica negra que tapa tutti –salvo la mirada– y que las mujeres islámicas de Pakistán y Afganistán llevan, o –en honor a ciertas exactitudes– son obligadas a llevar como síntoma de una cultura que demanda extrema “modestia”. Alcanza con recordar la controversia en Francia por la prohibición de la prenda para refrescar la significación negativa –de subyugación y sometimiento– que representa...

Empero, siempre están los esperanzados que ven el vaso full full y explican que, aunque la señorita en cuestión sólo muestra sus ojos y manos una vez investida, el suyo es un look ninja de lo más poderoso y elegante, con mejor calce que el holgado entallado tradicional. Para Rashid, se trata de darle un toque localista, en miras de que Burka Avenger es la primera serie animada producida en Pakistán. “Podríamos haberla disfrazado como Gatúbela o la Mujer Maravilla, pero eso probablemente no hubiera funcionado en nuestro país”, justifica el hombre.

Si la burka quedará resignificada o, muy por el contrario, desalentará la lucha que mujeres pioneras libran contra la prenda, lo dirá el tiempo. De momento, que exista una señorita maestra que luche contra la misoginia en un país recalcitrante y, para colmo de bienes, lo haga con lápices y libros, reforzando el sano recado de que la tinta es más poderosa que la espada, bien vale un festejo. O varios. Con papel picado y todo.

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