Librémonos del endiosamiento. Endiosar equivale a excluir. Diosas viviríamos en un pedestal lejos de la vida real y de las decisiones clave tanto para la vida individual como para la colectiva. Más aún, después de la muerte de los dioses, en las diosas ni siquiera se cree. Sin endiosar entonces, estamos de todos modos irremediablemente atentas, desde antes de lo que recordamos, a los ejemplos de nuestras pares, el ejemplo de otras que obran, efectivamente. Incluso los ejemplos negativos a través de los cuales deducimos qué es lo que no queremos. Las mujeres que vimos, por ejemplo, hacer cosas que antes sólo podían hacer los hombres, mujeres líderes o viajando solas, mujeres sin hijos o tocando rock, intelectuales, artistas, resistiendo; mujeres demostrando que se puede conseguir mayor libertad más allá de los impedimentos socioculturales y sin esperar que lo resuelvan otros.

A la hora de homenajear a la madre por ser madre nomás nos estremecemos, porque sabemos que el ejercicio de la maternidad es un punto clave en la división sexual del trabajo y que instaurar como sagrado el ser madre fue una trampa que neutralizó al género, porque la maternidad ha quedado identificada con la feminidad como elemento esencial e indispensable excluyendo otros modos de ser. Pero a medida que vamos consiguiendo un cambio, paulatino y lento pero implacable, la maternidad se replantea y no tiene por qué ser un motivo de exclusión de ningún tipo. Ser madre es un hecho extraordinario hoy día porque las mujeres, además de todo, resulta que también podemos ser madres si queremos, y de muchas maneras, y en cualquier situación. También no serlo de ninguna forma sin que nadie se horrorice o sienta “piedad” por eso. Incluso, como lo han demostrado muchas de aquellas que no eligieron ser madres y se vieron de pronto con un hijo y nada más, hasta es posible ser madre y recibir –y si no exigir– el respeto y las oportunidades para hacer una vida sin sentir o aceptar como una falsa condena que la maternidad les detuvo la vida. Y todos se han tenido que ir adaptando a un nuevo modelo de familia donde los miembros colaboran equitativamente en la crianza.

En ese punto el ejemplo de algunas madres es bienvenido aunque debiera tener la suficiente descarga de heroísmo romántico lacrimoso, en definitiva de reblandecimiento, que suelen tener algunas propuestas de este tipo en la pantalla en general, pero en especial en la de Discovery Home & Health –hogar y salud es una denominación higienista que pone los pelos de punta–. Julia Roberts conduce y produce el especial que presenta a “seis valientes y asombrosas mujeres que están cambiando el mundo a través de su ejemplo”, dice la promo. Hillary Clinton, Rosie O’Donnel y Christiane Amanpour son parte del especial que se estrena este domingo 20, junto a otras madres que establecen un diálogo en temas como la crianza de los hijos, el equilibrio entre trabajo y familia, y “el poder que todas poseen para cambiar el mundo de forma positiva”. Se incluye la historia de Norma Bastidas, una mexicana (ya que iban a vender el producto televisivo a Latinoamérica) que corre ultramaratones con el fin de recaudar fondos para la cura de la ceguera. Su hijo tiene una rara enfermedad progresiva con la que poco a poco está perdiendo la vista y su madre, por cada kilómetro que corre, recauda dinero para causas relacionadas con el tema y apoya la investigación para encontrar la cura de la enfermedad que padece su hijo. Agarrando con pinzas el marco (y la música que seguramente le pondrán –ahí siempre cargan las tintas épico melosas–), pero sin perder la curiosidad por el análisis que este tipo de charlas nos puede permitir realizar.

Madres extraordinarias. Domingo 20 de octubre, a las 23.

Por Discovery Home & Health.