MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
“Así como mis anteriores colecciones continuaron la idea de que cada una de ellas respondería a una problemática particular y en conjunto se convirtieron en eslabones de mi autobiografía, en ‘Se me apagó la tele’ –colección invierno 2014– me animé a reírme de mí misma y me propuse desafíos como el uso de estampas y la incorporación de color. Tomé elementos literales de la TV, me puse a diseñar frenéticamente y saqué la colección en un día. Creo que la vida es mejor con la televisión apagada”, señala la diseñadora Julia Schang Vitón, días después de la presentación de su colección de invierno 2014 en el contexto de la inauguración oficial de Tupã, una tienda conceptual ideada por Martín Boerr y Agustín Yarde Buller (los creadores de una firma que exalta prendas unisex en negro) adonde Julia trasladó su atelier, que inicialmente estuvo en Barrio Norte. De ahí que ahora se desplaza por el patio del PH de Lafinur 3132 con un vestido negro que destaca tanto por el pronunciado corte en su espalda como por la silueta ceñida –ambos recursos representan gestos subversivos para con su propio manual de estilo, que predica formas holgadas y siluetas orientales–, pero que le confiere la apariencia de una Morticia joven y devota de la disco. Los exhibidores de la tienda conjugan abrigos oversize en azulino, vestidos de lana con rayas de colores, estampas que aluden a cuando la tele se queda sin señal y con micropartículas en negro y blanco. La diseñadora graduada en la Universidad de Palermo, donde actualmente dicta clases según un programa basado en Las Ciudades Invisibles, de Italo Calvino, irrumpió en pasarelas luego de ser seleccionada y de causar sensación en la edición de agosto 2012 de “La Ciudad de Moda”. Luego participó del International Fashion Showcase en el marco de London Fashion Week y comenzó a comercializar sus diseños en NotJustALabel.com, la página web de Inglaterra que promueve a diseñadores emergentes de todo el mundo. Su apellido, que parece predestinado con la moda (alude por partes iguales a sus gustos orientales como a la pertenencia a algún emporio del lujo), fue destacado entre las cincuenta nuevas revelaciones por los organizadores del certamen español Mango Fashion Awards. Además de comercializar sus diseños en Tierra del Fuego, Córdoba y Mendoza, también circulan en San Francisco, Nueva York, Londres y París. Añade Julia en un recorrido conceptual por sus colecciones: “A Metamorfosis le siguió Ovni, simbolizando mi experiencia en el Uritorco luego de ver un objeto volador; luego vino Huesos, cuyas prendas fueron estampadas con mis radiografías después de una rotura ósea. Todas ellas me relatan y me delatan. Y, finalmente, ya no me cuestiono ni intento justificarme tanto. Me estaba aburriendo y las presiones me estaban abrumando y me puse en blanco. Se me Apagó la Tele es una oda a ese momento: el momento en que sin presiones las sensaciones fluyen, se transforman en ideas; el momento creativo en estado puro, la huelga mental”.
En el antiguo cuarto de servicio de la casa de tu madre y donde hiciste tu colección debut, cautivaba una colección de kimonos. ¿Seguís coleccionando piezas vintage y kimonos?
–La colección de kimonos vintage siguió creciendo, cada vez tengo más colaboradores con la causa: amigos y clientes que se van de viaje y me traen uno de souvenir a cambio de mi amor eterno. Hasta me animé a hacer uno de seda con la estampa de mi cúbito quebrado de la colección pasada. En la actual diseñé uno de mohair más casual y con un largo un poco por debajo de la segunda cadera.
¿Cuál fue el disparador de tu actual alianza con Tupã? ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo es el ritmo cotidiano en el estudio cuyas prendas y ornamentación parecen hacer oídos sordos a los dictámenes de las tendencias y el vértigo de cada temporada?
–Con Agustín y Martín hicimos la carrera de indumentaria juntos, nos conocimos en ese contexto y nos convertimos en grandes amigos. Largamos nuestras primeras colecciones al unísono. Inauguramos nuestros respectivos showrooms y no pasó mucho hasta que comenzamos a ir juntos a comprar telas, a compartir talleres en busca de mejores precios, calidad y a ayudarnos. Nuestra convivencia se fue dando naturalmente; lo que más destaco de nuestra fusión es la armonía y el respeto. El motivo principal es crecer, evolucionar. Nos complementamos al igual que nuestras colecciones. Tenemos talleres separados, conservamos nuestra intimidad, pero tenemos momentos comunes en los que filosofamos y somos nuestros críticos más despiadados. Convivimos en un mismo universo: Tupã, pero venimos de distintos planetas: Boerr, Yarde Buller y SchangVitón.
¿Cuáles son las prendas más representativa de tu estilo?
–Los vestidocamisa y los suéteres de tamaños astronómicos ya son un clásico de los inviernos de SchangVitón.
¿Quiénes son las y los consumidores de tus diseños?
–Resultan imposibles de categorizar; el listado admite senadoras, artistas, arquitectos, músicos, abogadas, edades que van de veinte a cuarenta y setenta años, hombres, mujeres, un poco de ambos. Destaco la historia de cómo una clienta se convirtió en mi modelo: una visitante portuguesa llamada Anica vino a la tienda recomendada por mi tía de misma procedencia y fue amor a primera vista. Su pelo largo blanco, su cara amigable, sus arrugas, su voz ronca, sus pulseras que, según me contó, no se había quitado durante una década, pese a que en un quirófano debió luchar con los médicos para que no se las hicieran sacar al parir a sus hijos. Anica es una sex symbol de 70 años y es la cara de la campaña de Se me Apagó la Tele.
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