Sin más herramientas que una cámara y la propia imaginación, una fotógrafa sudafricana de Ciudad del Cabo –Anelia Loubser– ha capturado al famoso monstruito (extraterrestre) que todos llevan dentro. O, al parecer, bien afuera, en la superficie del rostro, amén del –bien aplicado– juego de perspectivas. Adhiriendo a la máxima que, de siglos a la fecha, prescribe que todo depende del cristal con que se mire, la joven artista extrañó el lente y gatilló a mansalva retratos de gente común en pose habitual, a los que luego aplicó simple tratamiento: dar vuelta la imagen. El sencillo gesto devino en inspirado resultado: Alienation, viralizada serie en blanco y negro que da sobradas pruebas de que los alienígenas viven... en la frente y los ojos de cualquier persona.

Ni maquillaje necesitó quien parafrasea –como posible explicación– frases del tipo “Si una cambia la manera en que mira las cosas, lo observado también se modifica”. Y, en paralelo, autodefine el resultado como “estética enrarecida” o “misterioso enigma”, basando la humilde técnica en el bien habido concepto. Aunque, qué va, ni tanto signo de pregunta: la frente oficia de sonrisa sardónica; los ojos, de ojos, y orejas, no hay. Ya encontrará Loubser la mejor manera de pasar las loas de entusiastas sitios del globo a sus criaturas. ¿Quizá notas en lápiz y papel? Vale el intento con reseñas que destacan “el logro de dar bizarra y maravillosa reinterpretación a los rasgos de los sujetos, en un peculiar universo donde las cejas se vuelven parches de bigotes, las arrugas se traducen en bocas y ciertas cicatrices se convierten en desconectadas narices”.