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Para los wichí, la vida está relacionada con el agua. La comunidad está constituida alrededor de la naturaleza que conforma su hábitat de pertenencia y sus costumbres. Sin agua no hay posibilidad de subsistir, ni modo de relacionarse, ni opciones para mantener su propio orden común. La realidad de este pueblo está atravesada por el Pilcomayo y el solo rumor de haber desviado el río hacia Paraguay provoca una cadena de temores y preocupación en este grupo de personas que sigue resistiendo la extinción y el olvido.

Tunteyh o el rumor de las piedras es un documental con guión y dirección de Marina Rubino, que arriesga una mirada sobre Nop ok wet, una comunidad wichí de Salta. Hay varios ejes que se cruzan en la historia pero están ligados y conforman un todo: el vínculo inflexible con la naturaleza, la influencia de la lenta destrucción del medio ambiente en su modo de ser, la relación polémica entre su cultura milenaria y la del hombre de clase media que vive en la ciudad al que llaman criollo, cierta tensión entre la resignación y la firmeza en mantener su lenguaje materno y sus hábitos tradicionales, y la función de las mujeres en el entramado social del pueblo ancestral. El documental muestra esa relación vital entre el ser humano y la naturaleza en su estado más puro y despojado de las cuestiones materiales de la vida moderna. Hay un primer foco en el ecosistema, pero luego el eje de la película se coloca sobre las personas, para transformarla en un retrato carnal sobre el ser humano. “Los primeros que sufren las consecuencias del saqueo y las imposiciones son quienes viven en relación directa con la naturaleza, es decir, los pueblos indígenas. Y mi reacción a las históricas injusticias es hacer catarsis e intentar convertir la rabia en obra”, dice Rubino, que trabaja hace 12 años con la comunidad wichí, y había realizado el documental Wichí del monte y del río.

El documental está narrado desde la voz y el punto de vista de Jairo Martínez, el único integrante de la comunidad que llegó a la universidad y habla también español, y que será el interlocutor y el nexo entre el mundo de los wichí y el de los criollos. La mirada se detiene en parte en los modos de aprendizaje en la escuela, que no respeta las tradiciones e introduce elementos de extrañeza para su cultura, como hacerles rezar a los chicos el Padrenuestro o cantar canciones patrias, cuando ni siquiera manejan el idioma. Marina cree que en esta comunidad “no se garantiza el respeto a la identidad y se reprime la espiritualidad, los modos de curar y los de comer. Lo que yo percibí, en relación con la educación bilingüe, en este caso particular, no es tal. El maestro auxiliar bilingüe lo que hace es traducir los contenidos que el maestro blanco plantea. Es decir, que no son contenidos propios de esa cultura. Argentina es un país pluriétnico y multicultural. Espero poder hacer un aporte con esta película, en principio invitando a vivir una experiencia estética al espectador”.

Las imágenes están tan cuidadas como la línea argumental y transmiten una belleza de la desolación que conmueven sin llegar a ser efectistas. Hay escenas en las que se ve a los chicos jugando al tunteyh, una especie de tinenti con piedras del mismo espacio en el que viven, y a las mujeres yendo a buscar chaguar para realizar muñecos tejidos. Las mujeres tienen una función marcada en la comunidad, cuidan a sus hijos y también trabajan a la par de los hombres, aunque sus tareas no se mezclan. La directora asegura: “Me vinculo con las mujeres desde lo energético. No me siento muy alejada de esa mujer wichí retratada. Me siento mucho más cerca de la mujer de la tierra que de una mujer urbana. Si tuviera que describir el ser mujer wichí estaría hablando un poco de mí como mujer”.

Tunteyh o el rumor de las piedras: Cine Gaumont, del 25/9 al 1/10, en Av. Rivadavia 1637, todos los días a las 17.25 hs.

También estará del 25/9 al 1/10 en el Cine Select, C.C. Pje. Dardo Rocha, Espacio Incaa La Plata, contando para la función del viernes 26/9 a las 20 con la presencia de la protagonista, Guillermina Martínez, el productor de campo, José Flores, y la realizadora Marina Rubino.