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Entrar y salir de la realidad a la ficción, como en un espejismo de sentido duplicado. La representación del pasado se vuelve presente en una dimensión del tiempo que se detiene y avanza. Proyecto Posadas plantea quebrar la teatralidad tradicional e incorporar nuevas formas de concebir el espacio. La obra transcurre en una peluquería durante los años ’70 y se representa en la Barbería La Epoca, en Caballito. La escena sucede en medio de los sillones y los espejos en los que durante la tarde se sientan y se miran personas que van a cortarse el pelo y tomar un café. Del otro lado del vidrio se colocan sillas para que los espectadores vayan, vean y sean testigos de los acontecimientos. El lugar que se eligió es mucho más que plus para una obra que sobresale por el tema, el texto y las actuaciones; es una decisión que agrega significación y suma, a la experiencia teatral originalidad y placer.

La primera parte de la obra muestra a un grupo de jóvenes preparando la peluquería para celebrar el cumpleaños de J. Posadas, un dirigente trotskista real de los ’70, que proclamaba la revolución a través de los extraterrestres, a quienes consideraba marxistas y les adjudicaba el honor de haber podido hacer realidad el socialismo. “No son marcianos, ni luces de colores, son posadistas en platos voladores”, era la frase que caracteriza a los posadistas y el canto con el que empieza la obra. Mientras esperan en vano la llegada del líder de la agrupación, entra un joven con un anillo para proponerle casamiento a una de las militantes. La escena se vuelve un poco bizarra, pero gracias a un texto inteligente también se carga de contenido político y reflexión sobre la época previa al golpe militar: el pensamiento y la vida de la militancia política, el miedo que sentían, cierta ingenuidad en sus ilusiones, decepción en sus esperanzas y la violencia que tenían incorporada. Las mujeres tienen un protagonismo en la organización a la par de los hombres, y creen en una idea por la que son capaces de dejar de lado su vida personal y sus proyectos. Ser fiel a la organización es más importante que casarse. Los personajes entran y salen de la barbería, y la escena sigue en la vereda, mientras la gente pasa y se queda mirando, creyendo que lo que sucede está sucediendo de verdad. La calle se incorpora al teatro, para brindarle una dosis de encanto y realismo.

La obra está dirigida por Michelle Wejcman, periodista, actriz y directora teatral, que adoptó la creación de Andrés Binetti a ese espacio real para “reflexionar sobre el presente a partir del pasado”. Al terminar la primera parte, hay un intervalo con café incluido. La segunda parte realiza un salto hacia el presente. Una de las posadistas ahora es una mujer mayor que trabaja en la peluquería y recibe a un grupo de estudiantes de cine que están haciendo un documental. Laura Igelko interpreta en el segundo acto a Victoria. La escena se abre con ella barriendo el local y su voz en off como si fueran sus pensamientos. Se la nota cansada, harta y desilusionada de una juventud que “no entiende” y frivoliza la historia. Victoria se burla de ellos al considerarlos niños ricos con pretensiones de artistas. De esta forma, además de una reflexión sobre la militancia de los ’70, Proyecto Posadas también brinda una mirada crítica e irónica sobre los circuitos de arte en la actualidad. El personaje del director del corto habla con sarcasmo de los que realizan biodrama teatral, porque “se creen muy modernos, pero ni siquiera tienen que ensayar”.

Proyecto Posadas se destaca por su gran texto, por sus momentos cómicos y divertidos, por la originalidad de la representación, pero por sobre todo por el acercamiento crítico a situaciones del pasado que siguen siendo vigentes y al contexto artístico que se mueve en el presente.

Funciones: viernes a las 21 en Barbería La Epoca, Guayaquil 877, CABA.

Reservas a [email protected]