MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
Un loop de imágenes documentales de nuevos modos de comercialización y comunicación de las marcas se puede ver en el popup store del diseñador Marc Jacobs en Londres y en Nueva York, donde sus perfumes Daisy se comercializan sin dinero, a través del ingenio de tuits (de ahí su denominación Daisy Tweet Shop). En la misma jerarquía se sitúa la tienda efímera de Louis Vuitton, ideada por el editor Tyler Brulée para rescatar los rasgos más artesanales de la firma (de monogramas personalizados a los packagings de antaño) y el anacrónico y analógico recurso publicitario de Stella McCartney (la diseñadora con mayor pedigrí rocker, quien exhibe las gráficas de su colección junto a kioscos de flores). Unxs y otrxs conviven con referencias y modismos desde los museos: de la instalación Las nuevas historias de fantasmas que los artistas Georges Didi-Huberman y Arno Gisinger representaron en el Palais de Tokio o bien las pizarras de la galería Modern Tate que invitan a interactuar con las obras y el espacio desde las redes sociales. O bien la serie de perfumes Réplica de la Maison Martin Margiela que desde packagings similares a los de farmacias de antaño y etiquetas escritas a mano adhieren a replicar olores que remiten a situaciones y fechas del pasado y apelan a las emociones. Son apenas algunas postales que ilustran las nuevas tendencias sociales estudiadas y analizadas por expertos del Observatorio de Tendencias del Inti –que fueron presentadas ante la industria de la indumentaria y textil conferencia mediante–. Presentación del Circuito de Tendencias referida a diseños para hombre, mujer & accesorios del verano 2015 y ’16, tendencias sociales 2017, sumado a tendencias en Tejidos invierno 2016 y Estilos de la calle en Shanghai, París y Londres.
Con la premisa Futuro Políglota, diez categorías estéticas y sociales: Instantáneo, Digital, Histórico, Sensible, Exclusivo, Icónico, Informacional, Territorial, Colaborativo y Simple fueron analizadas e ilustradas. Y también sus contracaras: lo Durable, lo Analógico, lo Adaptable, lo Técnico, lo Accesible, lo Híbrido, lo Reservado, lo Abierto, lo Unico y lo Plural. Como señaló el licenciado en Ciencia Política e investigador Laureano Mon, desde la ponencia y las gráficas: “La realidad se nos presenta inabarcable, compleja y contradictoria. Sin embargo, ese estado de situación significa un enorme potencial para fijar trayectos inéditos haciendo uso de múltiples recursos creativos, materiales y relacionales. Las estrategias innovadoras de producción, comercialización y comunicación exigen hablar integrando las lógicas de tales categorías, pero cada una de estas lógicas supone un lenguaje diferente que se debe aprender e incorporar a los procesos de diseño y gestión en las marcas. El futuro exige empresas políglotas capaces de moverse con rapidez e inteligencia frente a las necesidades y deseos de los consumidores hablando con fluidez sus múltiples idiomas, considerando que el poliglotismo no es sólo un número de lenguas aprendidas, sino un estado mental”.
Además de referirse con precisión a los nuevos gadgets aplicados a la industria de la indumentaria y el diseño y sus cruces con la religión digital, se hizo hincapié en la revalorización de los talleres artesanales, la importancia de las piezas perdurables a los caprichos de la moda: “El cruce indaga en la revalorización de los talleres artesanales y la tecnología involucrada en el proceso. El relato de la marca comienza a estar plenamente vinculado a aquellos aspectos productivos que agregan diferenciación a los productos. La durabilidad de los productos y servicios se erige como un valor. La integridad del diseño es lograr sobreponerse a las modas pasajeras tomando como ejes la calidad y el alto rendimiento. No sólo hablamos de funcionalidad en el tiempo sino también de propuestas emocionalmente durables”.
Así como algunas firmas democratizan sus líneas y las vuelven más accesibles (remitirse a la tienda apodada Sábado por Kate Spade o lanzamientos para tiendas departamentales de Fendi y su fetiche, la cartera Baguette), la profusión de percheros y exhibidores de tiendas que desacralizan el lujo para, en cambio, simular dispositivos de obras en construcción, otras llevan sus iconos –de los pintalabios y maquillajes variopintos de Nars, Marc Jacobs y Sisheido– a una secuencia de cuadros enmarcados cual si fueran diplomas y exhibidos junto a sutiles maniquíes con ropas en tono pastel. El último grito de la moda pareciera ser la recuperación del trazo humano, ya desde carteles de factura deliberadamente casera, así como también la privacidad y las emociones expresadas fuera de las manifestaciones de las redes sociales.
“La sociedad da un valor nuevo a la única capacidad humana que no se puede automatizar: la emoción. Para quienes nacieron en una era digital lo nuevo estará en el mundo analógico. Captar a los nativos digitales para llevarlos a una experiencia analógica es el desafío”, concluyó Mon.
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