Su abuela, su papá, su hermano, sus primxs, sus tíxs la llenaron de música desde chica, desde siempre. Aunque no era tan cercana a la familia, el mundo musical está en su raíz, ella se lo apropió, lo hizo personal y vital. La chilena Javiera Parra lleva en su nombre la tradición folklórica y combativa de su abuela Violeta Parra, pero recorrió un espacio más cercano al ritmo del rock alternativo y de la canción pop. Su voz transmite paz y fuerza, una dulzura en tono rebelde, un susurro súbito de ardor. Toca hace 20 años, y todavía hay algo de ese impulso de los inicios que no se apaga.

El próximo 6 de diciembre vas a estar en el concierto homenaje a Gustavo Cerati en Chile y participaste del disco tributo Te veré volver, con la canción “Crimen”. ¿Qué significa él para vos?

–El fue una influencia y un amigo. Me acuerdo de la primera gira de Soda Stereo, fue la primera vez que vi a la música como una industria. La carrera de Cerati solista me parece súper valiente y libre, y es un honor participar del concierto con sus canciones.

Este año te dedicaste a tocar tu disco El árbol de la vida, en el que hacés canciones de tu abuela Violeta Parra. ¿Cómo fue cantar esas canciones tan cercanas?

–Fue una zambullida en el planeta Violeta. Me metí en su obra plástica para empaparme de su estética en todos los planos. Fue bonito, intenso y triste. Su paleta de colores tiene que ver con la vida, con la muerte, con los ciclos, con los vínculos con los hijos, es muy uteriana. Después de tener un hijo sentí que tenía más experiencia para cantarla, interpretarla. Cuando entré a grabar el disco murió mi madre y eso me conectó más con su obra, está hablando de esa realidad, es bien budista, bien sana, convive con eso. Fue un viaje.

En sus canciones propias, Javiera le habla al desamor, al sentimiento de estar en pareja, al modo de ser de hombres y mujeres, a las injusticias cotidianas, con un tono impregnado de sutil melancolía. En 2001, editó el disco AM con Javiera y Los Imposibles, un álbum de covers de las canciones que sonaban en la radio hace más de 30 años, pero reinventadas con su estilo personal, como si fueran propias. Javiera logra quitarles la cursilería y llenar de sofisticación pop canciones atemporales y reconocibles como “Procuro olvidarte”, “A ti” o “Vivir así es morir de amor”, de Camilo Sesto.

¿Cómo es vivir en Chile hoy?

–Es contradictorio Chile. Por un lado es un país con una formación muy católica, la derecha es terriblemente conservadora, pero también tiene organizaciones sociales y una fuerza que con inteligencia logran que se muevan cosas y logran reformas tributarias, educacionales, cosas que se hacen con la fuerza de la ciudadanía. Es un país comprometido, la gente no se queda afuera. Es cierto que Chile es conservador. No existe el aborto terapéutico, que es algo vergonzoso. Uno de los pocos países en el mundo donde no se puede abortar en caso de violación. Hay que viajar o mentir. Hay cosas que son insólitas, pero al mismo tiempo hay otras muy progresistas. Hay interés y participación.

Vos sos mamá de un nene de 8 años. ¿El rock y la maternidad son compatibles?

–No, pero las mujeres rockeras nos decidimos a tener hijos más tarde. Es difícil irse de gira, dejar todo armado, porque una está muy conectada con sus hijos. Mi vida cambió, porque quiero estar presente, viajo igual pero con otras prioridades, viajes cortos. Todo mi plan de trabajo está en base a mi vida familiar, que me gusta mucho. Es difícil. Pero se puede con sacrificio. Es loco porque a veces puedo estar semanas completas con mi hijo, que quienes trabajan en oficina no pueden.

¿Cuándo venís a tocar a Buenos Aires?

–Yo quiero ir siempre a tocar a Buenos Aires de la manera que sea. Fui a tocar a festivales y tengo la idea de volver pronto, seguro el año que viene voy con mi nuevo disco de canciones propias.