Viernes, 26 de diciembre de 2014 | Hoy
COSAS VEREDES
Una flamante heroína de comic promete acabar con la violencia de género y el patriarcado en India, con ayuda de deidades, un tigre y mucha dedicación.
Por Guadalupe Treibel
Si bien acaba de nacer, ya hace olas y promete remolinos. Bautizada Priya, se trata de una superheroína ilustrada con algo más que músculos y coraje: también cuenta con el favor de diosas y dioses hindúes, alineados ellos tras la causa convocante. Causa que, en términos generales, sería acabar con el patriarcado en la India, con la misoginia, el sexismo, la virulencia enraizada, las violaciones “normalizadas”. Esa es la autoimpuesta meta de la fragante Priya’s Shakti (en castellano, La fuerza de Priya), historieta que relata un cuento por lo menos dilucidador. El de una ficcional campesina rural que es atacada por un grupo de hombres y violada sin piedad (moneda frecuente en dicho país asiático), pero prontamente se rearma, volviéndose lozana guerrera en andanza profética por acabar con la violencia de género.
Sin el apoyo de su familia, dicho sea de paso, que la acusa de deshonra con inculpaciones –tristemente– célebres: “De seguro los provocaste”, “¿por qué estabas caminando sola por la calle?”, “si es cierto, tendrás que casarte con uno de ellos”... Denostada, vapuleada y golpeada, la joven protagonista es obligada a abandonar el hogar. Y así sobrevive hasta ser llamada por la deidad Parvati, madre de Ganesh, esposa de Shiva, bella y justa diosa del poder, que destruye todo temor. Conmovida hasta la médula, Parvati brinda a la muchacha habilidades varias y un tigre “en cuyos ojos se refleja el universo”, dándole el empujón final para volverse vocera y protectora de las vapuleadas mujeres indias.
Orientado a niñas/os y jóvenes adultos (tal es su target primario), el comic Priya’s Shakti es una creación de Ram Devineni –cineasta y productor hindúamericano, fundador de la compañía Rattapallax Films–, en sociedad con Vikas K. Menon y con el dibujante Dan Goldman. Todos al pie del cañón para dar forma a un argumento valioso. “Quería subrayar lo difícil que es para las mujeres víctimas de violencia sexual hacer denuncias en India, buscar justicia sin ser puestas en ridículo, sin ser avergonzadas por sus comunidades”, destaca R. D. De allí que haya editado en inglés, hindi y maratí (más idiomas, en breve) una historieta que, además de herramienta, es homenaje. Tributo a Jyoti Singh Pandey, la joven estudiante de medicina de 23 años que fue brutalmente golpeada con una barra de hierro y luego violada por varios tipos en un bondi de Nueva Delhi, en diciembre de 2012, y que, días más tarde, falleció. El caso, de notoria repercusión internacional, no sólo prendió la inspiración de Devineni; también hizo estallar la indignación de miles y miles y miles de damas en distintas ciudades del país, que se manifestaron entonces públicamente, rogando hasta la lágrima por una realidad menos amenazante. Física, cruel y barbáricamente amenazante, en tanto se registra una violación cada 22 minutos, según la Oficina Nacional de Registro de Delitos.
“Cuando acaeció el asesinato de Jyoti Singh Pandey, estaba en India y participé de varias manifestaciones. Entonces me acerqué a un policía y le pregunté qué pensaba de lo ocurrido. El me dijo: ‘Ninguna buena chica vuelve sola a su casa de noche’, que era lo mismo que decir: ‘Se lo merecía, lo había provocado’. Inmediatamente comprendí que la violencia sexual no era un tema legal, sino un problema cultural”, ofrece el hombre que, con el apoyo del Tribeca Film Institute, busca ampliar la experiencia del comic. Y es que no sólo ha comenzado a pintar murales de Priya en distintos pueblos de la nación con la ilusión de crear un icono reconocible: también ha preparado una plataforma virtual que contiene animación, videos informativos y testimonios múltiples de sobrevivientes reales. Sin contar que la primera entrega de la historieta puede adquirirse en formato material (papel) por unos pocos morlacos y en formato virtual de forma gratuita. Oh, también ha lanzado una campaña en redes cuyo hashtag invita a acompañar la cruzada de la valiente Priya (#StandWithPriya).
“Queremos que se vuelva una superheroína que luche contra la violencia sexual en todo el mundo, una figura con la que niños y niñas puedan identificarse. La historieta es apenas una parte de un movimiento grande, una herramienta importante. Por lo demás, claro que continuaremos la serie, ahondando en la colaboración entre Priya y la diosa Parvati, y su trabajo conjunto por resolver problemáticas sociales”, asegura don Ram, preocupado además en brindar “espacios donde las protagonistas reales de historias similares cuenten su realidad”. Mujeres que, como Priya, “de niñas estaban intrigadas por los misterios del planeta, estudiando duro para concretar el sueño de ser maestras”. Mujeres que, como ella, debieron quedarse en casa, negadas de cualquier deseo propio o, incluso, del cuerpo propio, del propio dolor. “Las familias, la comunidad local, incluso la policía, desalientan que las muchachas accionen legalmente contra sus atacantes. El peso de culpa y vergüenza que son obligadas a acarrear debería llevarlo el agresor, no la víctima. La impunidad de los varones goza de tan buena salud que continúan golpeando, violando, colgando a mujeres”, alerta R. D. Quizá su semidiosa modifique el panorama; quizá permita que las nuevas generaciones comprendan más, comprendan mejor. Quizás el impacto de la muchacha del tigre sea el gruñido que tantas estaban esperando. Ojalá haya eco.
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