En la Argentina hay 17 millones de adolescentes. Muchas chicas deciden embarazarse y, cuando se trata de una elección o un deseo, no deben ser juzgadas por una vara de una maternidad temporalmente correcta. Sin embargo, muchas de ellas se convierten en madres por desinformación, accidente o falta de acceso a sus derechos. En la Argentina, cada día, 313 adolescentes pasan de ser niñas a estar a cargo de un hijo o hija. “Los embarazos adolescentes son una compleja problemática que tiene profunda raíces en la pobreza, la desigualdad entre géneros, la violencia y la falta de educación, y en la cual se está trabajando fuertemente en nuestro país. Hoy casi el 70 por ciento de las provincias (16 de las 23) superan la tasa media de fecundidad adolescente tardía (15/19 años) del país (65,6 chicas por 1000 nacimientos) y que la tasa de fecundidad adolescente temprana (10/14 años) sea de 1,8 niña por 1000 nacidos vivos”, describe la médica Sandra Vázquez. Ella es la directora ejecutiva de Casa FUSA, un centro de atención integral de la salud para adolescentes y jóvenes en nutrición, dermatología, psicología y ginecología, obstetricia, donde se busca el acompañamiento de la familia y se respeta la confidencialidad en la consulta.

Otro de los focos de atención es el consumo de alcohol, ya que, por ejemplo, tomar cerveza es una práctica que se triplicó entre las chicas, según el Observatorio Argentino de Drogas (Sedronar), que indica que es la sustancia (comparada con otras drogas ilegales) que pone en situaciones de mayor riesgo a pibes y pibas. Vázquez recomienda: “Es importante que los acompañemos en la detección y prevención de ciertos riesgos que los afectan directamente en esta etapa de la vida”.