Viernes, 15 de mayo de 2015 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
Un desfile con formato de happening de moda transcurrió en la clásica esquina de Libertad y Avenida del Libertador en ocasión de la apertura de la primera tienda de Juan Hernández Daels: las modelos se paseaban entre la vitrina, los pedestales contiguos a los percheros y una escalera que comunica las dos plantas del elegante local, donde los percheros recrean antiguas piezas de herrería arquitectónica para balcones. Llevaban algunas prendas representativas de la colección “Barlovento”, que en el invierno 2015 replica el efecto del viento sobre las velas de los barcos.
Se vieron vestidos con gajos en tonos negro, blanco y crudo, así como también un manual de estilo del camisero transparente y prendas con sogas afines al mundo de la navegación. Daels ilustra nuevas modalidades de abordaje hacia la moda: entre 2004 y 2009 se formó en la Royal Academy of Arts de Antwerp y regresó a Buenos Aires en 2013, luego de integrar un equipo de diseño para el mercado del lujo y para satisfacer las pulsiones fashionistas de la jequesa Mozah Bint Nasser. Sus diseños ponen énfasis en una línea de sastrería femenina con recursos prestados del placard masculino y realizada en los paños más nobles: junto a ellas, suelen asoman vestidos ready to wear con matices punk y recursos de alta costura. Afirma que sus lazos con Bélgica son anteriores a sus estudios de moda: resulta ineludible hablar de las influencias estéticas y del legado de Françoise Vertessen Daels, su abuela que vivió entre Bélgica, Buenos Aires y Río de Janeiro y predicó, además del feminismo, un lenguaje indumentario con colores y formas insólitas.
De regreso en Buenos Aires se mudó al departamento de estética seventies que fuera de su abuela y armó un pequeño atelier asistido por un grupo de estudiantes de la FADU. Casi en simultáneo, junto con la diseñadora Paula Selby Avellaneda y la empresaria María Lee abrió Panorama, una pequeña tienda multimarca que comercializa el nuevo diseño emergente. “Desde que me mudé a Buenos Aires me alejé un poco de la sastrería alejada del cuerpo, hago vestidos con mucho movimiento”, afirma sobre su método el diseñador que además de sus desarrollos para la escena local (entre ellos una colaboración con la línea de noche de Tramando) realiza pruebas vía skype con una eximia modelista belga, porque sus colecciones se venden también en showrooms parisinos. De los días de Antwerp conserva, además del recuerdo de las clases con Van Noten o con Bernard Wilhelm, un archivo de ropa experimental donde predomina la sastrería y los recortes intrincados: entre su acervo hay insólitos abrigos de lamé azulinos y gris plata, experimentos con cierres que se deslizan como por arte de magia, un homenaje a Bowie y piezas emblemáticas de una colección masculina para alta montaña, que, según anunció el diseñador, pronto va a exhibir en el estudio situado en la nueva tienda de Libertad 1696. Agrega que de sus raíces argentinas revisitadas en Bélgica conserva ensayos textiles con imágenes del Gauchito Gil y obras fotográficas de Marcos López. Para apreciar sus diseños en movimiento y a la velocidad del barlovento, vale remitirse a un reciente fashion film dirigido por Nicolás Puenzo que pone énfasis en sus ropas etéreas.
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