VIOLENCIAS
Feliciana Bilat denunció el abuso sexual de su hija que hoy tiene nueve años por parte de su progenitor. En el expediente constan las declaraciones de la niña sobre las agresiones. “Me molestó en las zonas íntimas”, contó a las psicólogas. Sin embargo, el fiscal Juan José Ghirimoldi pidió la absolución del imputado, en un juicio con final abierto, pero difícil. El próximo martes se va a conocer una sentencia que dará cuenta de cuánto se escucha la voz de las niñas en los estrados judiciales.
› Por Luciana Peker
“Es mi papá pero me da miedo. ¿Por qué me hizo cosas feas?”, interpela una niña, que hoy tiene nueve años, desde uno de los cuatro tomos de un expediente judicial en el que esa pregunta retumba. “Me da vergüenza contarte las cosas que me hizo. Me molestó en las zonas íntimas”, contó ella. Sin embargo, el fiscal Juan José Ghirimoldi pidió la absolución del imputado. La madre de la nena –de la que se reserva su identidad–, Feliciana Beliat, denunció que se enteró, el 30 de abril del 2010, de que su hija (en ese entonces de cuatro años) era –presuntamente– sometida sexualmente. Beliat ya estaba separada de su ex pareja –con el que tuvo a sus dos hijas hoy de 9 y 7 años– y lo había denunciado por violencia de género física y psicológica. Ese día, de hace cinco años, la niña había vomitado en el jardín y tuvo que volver a su casa. Mientras miraba Discovery Kids con su mamá, le contó lo que tanto la angustiaba. Feliciana fue a la Justicia y comenzó un camino arduo en donde la madre queda en el banquillo de las acusadas. Y, ante la palabra de la niña, la única descalificación posible es que la palabra no es verdadera, sino que es inducida por una mamá maliciosa. Por ejemplo, se pone en duda si una nena de jardín de infantes puede conocer el vocablo “zonas íntimas”, cuando en realidad esa denominación figura entre los contenidos escolares obligatorios –justamente para prevenir abusos sexuales– de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) que se debe aplicar desde nivel inicial. Pero cuando una niña habla de zonas íntimas la Justicia convierte el saber en sospecha.
“Teniendo en cuenta el material obtenido en las sesiones, la sintomatología en el transcurso del tratamiento (agresividad, angustia, temor y ansiedad ante la figura paterna), se estaría en condiciones de afirmar que se han podido recoger elementos suficientes compatibles con situaciones de victimización sexual”, evaluó la psicóloga Evangelina Otero en el cuerpo III del expediente judicial, el 8 de noviembre del 2012, en un informe supervisado por María Martha Díaz
El martes 14 de julio, a las 10 horas, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 17, de Capital Federal, integrado por Pablo Daniel Vega, Alejandro Noceti Achával y Juan Giudice Bravo tiene que dictar sentencia. El pasado 3 de julio el fiscal pidió la absolución y esa postura no es un buen antecedente para que los magistrados dicten una condena. Aunque pueden declarar la culpabilidad más allá de la postura de la fiscalía. Por eso, organizaciones de derechos humanos, de sobrevivientes de abusos sexuales en la infancia y feministas se autoconvocaron para escuchar el veredicto. “El fiscal Juan José Ghirimoldi pidió la absolución del imputado, aunque hay pruebas periciales que confirman el abuso sexual. No sólo desoyó la palabra de mi hija. Tampoco se basó en las pruebas periciales recolectadas”, critica Feliciana Beliat, empleada administrativa de 31 años. Pero, además, los sobreseimientos son, en muchos casos, sobredimensionados para obligar, después, a las niñas a volver a ver a quien ellas señalan como dañinos. “No quiero ver a mi papá porque tengo miedo de que me haga las cosas feas”, dejó en claro la niña. ¿Sus palabras quedarán en el gris borroso de las fotocopias o tomarán vida para ser plenamente escuchadas?
–Fue desgastante, con idas y venidas al juzgado y al cuerpo médico forense. No fue fácil conseguir un abogado. He caminado más que en toda mi vida con las nenas a cuestas porque no tenía con quién dejarlas. La revictimización es real. Hay que aguantar burlas. El perito psicólogo en una entrevista conmigo (y con la perito de la otra parte) me pregunta cómo me había quedado embarazada de la nena y yo contesté que me había cuidado con preservativo y con las fechas. Se empezaron a reír y me dijeron “tenemos el privilegio de tener enfrente el segundo caso de la Virgen María”. Además él (progenitor) no cumplía con las prohibiciones de acercamiento. Tuve consigna policial domiciliaria, pero él me esperaba a la vuelta. Hubo tres meses de verano en que las chicas estuvieron encerradas porque tenían terror.
–El juicio empezó el 21 de mayo. El psicólogo del Cuerpo Médico Forense descartó el abuso sexual con este argumento: “El relato fue fragmentado, por momentos incompleto y reticente, además de inadecuado en varios aspectos relativos a su edad. Teniendo en cuenta esas características y el análisis pericial no es posible otorgarle credibilidad”. También dice: “El relato fragmentado de la menor impresiona como parcialmente devenido del medio”.
–En la audiencia cuando él declaró puso en cuestionamiento si una menor de cuatro años puede decir “partes íntimas”. Yo a mis hijas les enseñé que la vagina y la cola son las partes íntimas. En cambio, una chica no puede relatar una relación sexual sin haberla vivido, porque es algo que no conocen. Mientras que la médica forense Virginia Berlinerblau observó signos de perturbación emocional compatibles con abuso sexual en sus dichos y que el relato, teniendo en cuenta su corta edad, presenta indicadores de credibilidad y consta en el expediente, escribió “no detectándose motivaciones secundarias para mentir (es muy pequeña para ello) o fabular patológicamente. Por todo ello considero que no es producto de inducción”. El fiscal compró que soy mala persona, sucia e inventé todo. Citaron a mi primer novio y le preguntaron cómo eran nuestras relaciones sexuales a los 18 años. El dijo: “Era muy abierta, demasiado para mi gusto”.
–Es una estrategia perversa y maquiavélica del progenitor que da un mensaje de “tengo gente tuya que está de mi lado”. Y hay una perversión de mi ex novio y mi ex amiga que permitieron esta situación. Siempre es menos doloroso creer que una madre está loca antes de que un padre abuse sexualmente de sus propias hijas o hijos. El fiscal también sugirió que no lloré porque me puse un escudo cuando declaré. Estoy segura de que esto es porque vivimos en un sistema sumamente patriarcal y machista y siempre se señala a la mujer por su condición de mujer y todo lo que hagamos va a estar mal por ser mujeres. Si yo lloraba hubiera sido una teatrera, loca e histérica y mentirosa, y si no lloro estoy haciendo una falsa denuncia.
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