Desde la recreación del origen de las especies al comportamiento en manada o la búsqueda de la individuación con apenas algunas afirmaciones que mutarán en interrogantes y que ofician de “manifiesto”: “Soy /Parezco /Me parezco / Soy así /No me parezco /Tengo una marca /Soy una marca /Me gusta parecerme /No me gusta no parecerme /Soy único /Voy a alterarme /No debo alterarme /Me gusta no parecerme /No me gusta parecerme /Me enferma /Soy lo que me enferma”, la nueva creación de Gerardo Hochman, recién llegado de una gira por Hong Kong con su exitoso espectáculo Fulanos, despoja la escena para colocar al cuerpo de lxs acróbatas como único elemento de exploración y soporte.

Si bien es algo característico en sus trabajos anteriores “para propiciar desde ahí su potencia expresiva y estimular la imaginación del espectador”, esta vez se sumó a la “idea-fuerza” del ADN la finalidad práctica: “Al hartazgo de trasladar pesadas escenografías aparece la idea de que sean los cuerpos los que construyen estructuras, tensan el espacio y se convierten en dispositivos transitables para otros cuerpos. Lxs acróbatas, especialistas en variadas disciplinas de circo, tuvieron que renunciar a varias técnicas, darse a la indagación. Luego vino la improvisación, la creación de secuencias de movimientos y la escritura de textos desde su sensibilidad”, afirma.

A lo largo de más de una hora cada cuadro irrumpe generando un nuevo foco, potenciado con la música compuesta por Sebastián Verea, a la par de la creación colectiva, y la iluminación que nos lleva de lo más micro a lo más macro. Es imposible no movilizarse. “Trabajamos con premisas como mirarse el cuerpo como un objeto ajeno, testear a golpes de puño la resistencia del material que lo constituye, exhibir los defectos físicos como si fueran virtudes, forzarlo a doblarse más de lo prudente, contarse meticulosamente cada una de las marcas acumuladas en el cuerpo y recorrerlo en una especie de endoscopia olfativa”, explica Hochman. Asimismo, a la indagación más allá del propio cuerpo que se traduce en contacto sensorial, en las infinitas posibilidades del estiramiento, la creación de sonido, el cuerpo como material manipulable pero también preciado y único, el vestuario también aporta a la significación: varios hombres con polleras y mujeres con pantalones y sus cuerpos –mapas casi al desnudo– “igualan y neutralizan el convenio, entre ellxs y con lxs espectadores, de una manera abierta y sin prejuicios donde cada unx se refleja fielmente en alguien de su mismo género pero con la inquietante presencia de un comodín que rompe y complementa la prolija especularidad”, aclara. Para la actriz, acróbata y bailarina Noelia Di Laura: “No hay división de género, todxs nos complementamos como seres únicos que en conjunto hacen a la riqueza”, mientras que para la acróbata Sofía Gelpi: “El proceso es expansivo, cada vez descubriendo más posibilidades de movimiento, junto con el contenido profundo que tiene la obra. Es un gran encuentro con el cuerpo, como lo dice el nombre, e inevitablemente me hizo conquistar el territorio que soy yo misma”.

ADN es una obra que excede la acrobacia, la danza o la actuación para fusionarse con la ciencia, la filosofía y hasta la psicología, llevando al estallido de paradigmas para conformar un nuevo ser, alteración mediante. La más genuina versión de nosotrxs mismos, que nunca será sin lxs otrxs.

ADN-Algo de nosotros. Próximas funciones: sábados 11 y 18 de julio a las 20.30 y domingos 12 y 19 de julio a las 19. Retoman luego de las vacaciones de invierno. El Galpón de Guevara, Guevara 326. Entradas: alternativateatral.com