Vie 24.07.2015
las12

VIOLENCIAS

Femicidio en cámara lenta

Vanesa Celma murió en noviembre de 2010, después de cuatro meses de agonía tras las quemaduras que sufrió cuando discutía con su pareja, Omar Díaz. El nunca fue indagado por la jueza Mónica Lamperti, que caratuló la causa como “incendio”. La policía perdió las pruebas y recién cinco años después la magistrada procesó a tres efectivos. El mes pasado se archivó el expediente respecto de Díaz, que ejercía violencia permanente sobre la víctima. La familia de Vanesa no se rinde: el fiscal apeló la resolución y APDH se presentó como querellante.

› Por Lorena Panzerini

Vanesa Celma estaba embarazada de ocho meses. Tenía un hijo pequeño. En la tarde del 29 de junio de 2010, el nene estaba en la casa cuando Vanesa salió prendida fuego de la habitación donde estaba discutiendo con su pareja, Omar Díaz. Por la gravedad de las quemaduras, quedó internada en el Hospital de Emergencias de Rosario. Al día siguiente, los médicos le practicaron una cesárea: nació su hija. Tras una agonía de cuatro meses, la joven de 27 años falleció el 22 de noviembre, pero antes llegó a dar algunos datos sobre la violencia a la que la sometía su concubino. El aseveró que ella se quemó sola. La niña acaba de cumplir cinco años: la misma edad que tenía su hermano cuando vio “naranja” debajo de la puerta del dormitorio de sus papás. La misma cantidad de años que la familia lleva buscando justicia; tiempo que la jueza penal Mónica Lamperti dejó pasar sin indagar a Díaz, en una causa caratulada como “incendio”. En el proceso judicial, la cuñada de Vanesa, Eva Domínguez, escuchó azorada a la ex fiscal Lucía Araoz, que le dijo: “Vanesa murió por amor”. El mes pasado, la jueza archivó la causa con respecto al concubino. Pero la familia de Vanesa no baja los brazos: sus abogados –del Centro de Asistencia Judicial (CAJ)– y el nuevo fiscal del caso, Guillermo Corbella, apelaron la resolución y pidieron la indagatoria de Díaz.

También la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario (APDH) se presentó como querellante y pedirá imputaciones más fuertes para tres policías acusados de perder pruebas esenciales para la investigación, como la ropa quemada de Vanesa. Exigen “que la Justicia se haga responsable” por no haber investigado con perspectiva de género, como aconsejaron el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem) y el Programa de Género y Sexualidades de la Universidad Nacional de Rosario, en un amicus curiae.

La tarde del hecho Díaz llegó a la casa después de 48 horas de ausencia. La pareja inició una discusión que duró un par de horas. El nene escuchó todo: en la casa no eran extrañas las escenas de violencia. Los adultos estaban en la habitación matrimonial, mientras el niño jugaba videojuegos con amigos. Cuando el nene fue a la cocina vio “naranja” debajo de la puerta de la habitación y salió corriendo a pedirles ayuda a los vecinos. Su mamá se prendía fuego.

Vanesa sufrió quemaduras de segundo grado. Estuvo internada cuatro meses, sin hablar de lo sucedido con sus allegados. A fines de octubre le dieron el alta, había mejorado; pero una semana después tuvieron que volver a internarla, por una deshidratación. Al poco tiempo falleció.

La causa judicial estuvo caratulada como “incendio” durante cinco años, y a mediados de junio pasado la jueza Lamperti la modificó como “Investigación de las causas que provocaron el deceso de Vanesa Celma”, pero resolvió el archivo respecto del concubino de la joven, pese a testimonios y elementos que hablaban de la violencia que él ejerció sobre ella durante 11 años. Eran pareja desde que ella tenía 15, y él, 25. Ahora, la familia se esperanza en la intervención de un nuevo fiscal que apeló la resolución, y espera que la Cámara Penal de Rosario revierta la situación.

“Queremos que se investigue, es lo único que pedimos. Necesitamos saber qué decirles a los hijos de Vanesa cuando nos pregunten qué le pasó a su mamá”, reclamó Eva, tras conocer la resolución de la jueza.

Díaz nunca fue indagado, sólo prestó declaraciones informativas, en las que sostuvo que Vanesa se quemó sola. En el fallo se reproducen algunos testimonios en los que se asegura que Vanesa quiso “asustar” a Díaz, que había decidido separarse por otra relación.

En una cama del área de quemados del Hospital de Emergencias de Rosario, Vanesa pasó cuatro meses sumida en una profunda depresión, con traqueotomía y miedo de hablar sobre lo sucedido. Sin embargo, llegó a contarle a una enfermera que él hizo “chispear” el encendedor. “Si te querés quemar, quemate ya”, le dijo antes de encender el fuego. Hay dos enfermeras que llegaron a recibir las confidencias de Vanesa. Una de ellas fue citada. Otra –que contaba con muchos datos valiosos para la investigación– nunca llegó a declarar en Tribunales.

A una de las enfermeras con la que Vanesa se desahogó la chica le contó que Díaz la golpeaba y que le decía cómo justificar las marcas, si su familia le preguntaba. “Una vez apareció con un ojo negro y dijo que la habían golpeado al querer robarle la moto”, declararon sus hermanas. La joven nunca quiso denunciarlo y le pidió a la enfermera que no dijera nada porque “lo amaba más que a la vida y no lo iba a acusar”.

Después de las quemaduras, en la comisaría Nº 12, que intervino en el hecho, se perdieron la ropa que tenía puesta Vanesa, las frazadas y sábanas de la cama, y las fotos que tomaron los peritos en el lugar. Por eso, pero cinco años después, la jueza procesó a los entonces oficiales Mariela Natalia Piccirillo y al cabo César Carlos Caraballo, por violación de documento, y al ex comisario inspector Baltazar Manchado, por incumplimiento de deberes de funcionario público. “Esta semana vamos a presentar una denuncia ampliada por todas las irregularidades cometidas –adelantó Florencia Delnegro, presidenta de APDH Rosario–. También por el tratamiento que se le dio en la causa desde el comienzo, cuando no se tuvo en cuenta que hubo un delito, y se la caratuló como incendio.”

Así se llegó al fallo del mes pasado. Tras la resolución de la jueza, el fiscal Corbella pidió que “se revoque el fallo y se ordene la indagatoria de Díaz”. En el escrito, planteó que no se tomó en cuenta la subyacencia de la violencia de género en el episodio que culminó con las gravísimas quemaduras y muerte de la víctima. Habló también de los compromisos que asumió el Estado en materia de violencia contra las mujeres, como la Convención de Belém do Pará, de rango constitucional. En los mismos términos se pronunciaron los abogados de la familia de Vanesa.

“Lo que más pesa es que fueron cinco años de espera sin respuestas. La Justicia nunca nos respaldó. Las veces que fuimos a Tribunales fuimos vulneradas, maltratadas. Esto fue un femicidio ocultado. Queremos que la Justicia reconozca que era un caso de violencia de género. Vanesa estaba dentro de su casa, en su cuarto, con su pareja. Si uno murió y otro vivió, la Justicia tendría que haber investigado más a fondo”, protestó Eva, quien a partir de la muerte de su cuñada se convirtió en militante del colectivo Mujeres de Negro Rosario.

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