Estimadas amigas, estos consejos están destinados a vosotras, sin arrobas ni barras políticamente correctas. Quienes solemos frecuentarlos sabemos de la extrema sensibilidad de los muchachos a la hora de tallar su autoestima. ¿Por qué entonces hundir con palabras vanas lo que puede ser un dulce navegar por aguas tranquilas? ¿Acaso es tan grave soportar su mal aliento, su calzón con trompita de elefante, el arrumaco que amenaza con generarle un callo de tan insistente? De ninguna manera, mis estimadas, recuerde que el pez por la boca muere y aunque Ud. no sea un pescado más de una vez deseará haber mantenido sus labios sellados.
1. ¡Elija las onomatopeyas!: ¿Que él quiere saber si alguna vez Ud. la pasó mejor que ahora? ¿Para qué mentir si se puede arreglar con un simple mmm, mjhno, ji, ji o chuik-chuik que denotará placer sin complicarle la vida.
2. ¡Recurra a la retórica!: “Tal vez en el circo, cariño”, puede ser una respuesta inocente, literaria, con un regusto de verdad en el fondo –por eso de “en el circo de la vida...– que le otorgarán a él la posibilidad de compararse con caballos, leones o tigres que tanto exaltan su virilidad si lo que el muchacho desea es una alabanza para su caro instrumento.
3. ¡Finja el orgasmo!: Sí, es verdad que la perjudicada es Ud., pero más vale perder un final feliz que tantas nuevas oportunidades por volver a empezar. Hágalo cuando menos la primera vez, sea piadosa, que es más difícil levantar la autoestima que cualquier otra cosa que necesite ser levantada en adelante.
4. ¡Mienta descaradamente!: Y bueno, mejor decir la verdad acá que terminar enredada en explicaciones laberínticas. A veces la mentira es justa y necesaria, ni siquiera tiene que ser creíble ¿El quiere ser el primero? ¡Pues, claro, mi amor! ¿El último, el mejor? ¡Por supuesto! Siempre habrá una ruptura para desengañarlo, mientras tanto ¡sea feliz por un rato!
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