CONSEJITOS DE MARU BON BON
La belleza está ahí ¡y Ud. puede descubrirla!
¡Qué derroche de gozo mis adorables amiguetes/tas/tos, estar de nuevo aquí, acariciada por vuestras manos, protegida por tantas entrañables miradas! Habrán de perdonarme, queridísimos/as/es/is, esta ausencia reparadora, ustedes saben, a veces es necesario hacerse desear ya que nada se valora tanto como aquello que no se tiene. Y si es por tener, todis tenemos algo que sobra, algo que zozobra y algo que falta, ¡pero nada de eso nos impide disfrutar más y mejor de lo que natura da y una/o cultiva con muchos y diversos/as gozos/zas y sollozos/ces. Sólo hay que saber mirar, amiguitos/tas/tes, tocar, oler y, por qué no, dejarse llevar.
1. Vaya al todo y no a las partes: no esperéis de mí, adorables, que hable de la belleza del alma cuando lo que nos compete es la carne. ¡Y hacia allá me dirijo! ¿Que el/la/lo amante de marras tiene la nariz demasiado ganchuda? ¿Que cuelgan de su abdomen carnes poco aptas para la envidia de los/las otras/os? ¿Que el pelillo bajo su nariz es en extremo escaso o bien abundante en demasía? ¡Olvídese ya mismo de esos burdos detalles! ¡Fúndase en un abrazo que lo abarque todo y que el calorcito humano –de otras bestialidades no estoy autorizada a hablar– lo/la/le inunde de alegría!
2. Una parte también justifica el/la todi: un pliegue de su cuello, un bies de su enagua, un brillito particular en la M de su boca. Si es Ud. obsesivo/a, fetichista/o o sencillamente así como es, ¡no se reprima! Si tiene el acuerdo de su/s compañero/a/s, ¿por qué no quedarse a vivir en el hueco de su axila? ¿eehhh?
3. Cierre los ojitos: y extienda las manitos, tense la nariz, use para algo esa lengua y no para hablar de más. Hay que ver lo útil que es dejar ese sentido omnipresente de lado y agudizar los otros/as que para algo diosita/o nos los ha regalado. Y otra cosa: ¡apague ese televisor!, puede que allí se encuentre con lo que se supone bellos/as ejemplares de la raza humana pero pruebe tocar la pantalla, ¡verá que es aburridísimo!
4. Mienta, que después todo cambia: la verdad, mis queridísimos/as/es, no sólo es relativa, también puede ser inútil como bolsillo de gallo y lla que estamos con la lle, lleve a cabo esta experiencia: de frente a su amiguete/ta comience a describir con amor verdadero o efímero la particular belleza del todo o las partes, dígale cuánto lo/la/le anima saber que pronto estará entre sus brazos, pídale un contoneo sexy, resople como si ya no pudiera más, exija que se vea una pequeña parte de su bello vello púbico... dé aliento, arengue, aúlle, revolee los ojos, mienta como cualquiera sabe hacerlo. Verá que rápidamente y frente a Ud. las lisonjas surgen efecto y lo que antes parecía un patito feo pronto será un bellísimo pavo/a real.