INUTILíSIMO
Llega la invitación al casamiento de personas amigas y los dilemas se plantean inexorablemente: ¿qué les regalamos? ¿Cuánto gastamos? ¿Hacemos un obsequio junto con otras amistades? El ejemplar de enero de 1965 de la revista Femirama nos despeja todas estas dudas mediante indicaciones prácticas y muy abarcadoras. En principio, si uno de los contrayentes es de mucha confianza, se le puede preguntar directamente qué desea o necesita. Esto, claro, sin olvidar “la modalidad más o menos aceptada de las listas, en la que los novios anotan las cosas que querrían recibir para facilitar la elección del correspondiente regalo”. Femirama nos recuerda que, sea cual fuere la forma de regalar que elijamos, la gama que se presenta es muy amplia: “Desde preciosidades de plata o de cristal hasta artefactos electromecánicos para el hogar; desde objetos de arte hasta libros, pasando por discos”.
Hay factores que es imprescindible tener en cuenta como, por ejemplo, los gustos de los novios: “Entonces, nada de figurinas del siglo XVIII a una pareja ultramoderna, ni de reproducciones de Picasso para los aficionados a las antigüedades”. Siguiendo con este razonamiento tan atinado, “nada de arañas para la novia que ha dispuesto su casa con enchufes laterales para iluminarla con apliques o lámparas”. Obviamente, hay que considerar la situación económica del nuevo matrimonio: así, sería absurdo regalarles objetos suntuosos por el simple placer de alardear a quienes tal vez carecen de cosas más elementales. Está aceptado que dos o más personas se pongan de acuerdo para comprar un regalo de valor, y también es bien visto por los novios que se les ofrezca un cheque.
Otro dilema habitual, éste para los recién casados: ¿exponer o no los presentes? Femirama propone que, si la respuesta es afirmativa, “deben mostrarse todos (y no sólo los importantes) sobre mesas, mesitas, consolas, etc., preferiblemente cubiertas de terciopelo, raso o tela similar, con la tarjeta correspondiente a la casa donante... Se procurará acomodarlos de forma que todos queden bien, evitando colocar un obsequio caro junto a uno humilde”.
El rubro regalos de casamiento se cierra adecuadamente con el envío de esquelas de agradecimiento, dentro del mes de la celebración, “de ser posible, escritas por la esposa de su puño y letra, prescindiendo de abreviaturas, así como de fórmulas genéricas, y precisando con algún detalle concreto a qué presente se está refiriendo”. Para lo cual se recomienda anotar cuidadosamente lo que se ha recibido en la tarjeta que acompaña la ofrenda. Tomando esta precaución se evitará el papelón imperdonable de confundirse de obsequio.
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