INUTILíSIMO
No hay nada que haga a un ama de casa tan segura de sí misma como la plena convicción de que sus muebles le dan dignidad y carácter a su hogar”, dice con mucho tino la revista Vivir Bien (Nº 7, junio de 1943) en el artículo “Para transformar el comedor” (página 32). “Recuerde que el estilo no debe sacrificar el confort”, apunta la publicación. Asimismo hay que tener muy presente en el momento de la adquisición el uso intensivo al que serán sometidos dichos muebles: “Procure, pues, que las sillas sobre todo puedan resistir el embate de los años y de los hombres de la casa”.
Si lo que andamos buscando es “estilo, apariencia y formalidad”, se nos recomienda el inglés del siglo XVIII, en caoba, naturalmente: “Causan buen efecto y puede decirse que no pasan de moda”. Pero si lo que queremos es algo más simple, “los diseños primitivos americanos nos sacarán de apuros”. También el nogal, “estilo Reina Ana o en diseño provincial, está muy en demanda”. Quedan ustedes en libertad de optar.
De todos modos, en ocasiones, para renovar el comedor no es imprescindible comprar todo un juego: se puede conseguir el mismo efecto con algunos arreglos y cambios. “El color de las paredes, de las alfombras, de las cortinas y demás accesorios, es tan importante para lograr ese propósito como las piezas mismas de mobiliario”, pontifica Vivir Bien. Por ejemplo, se pueden eliminar los muebles que se han vuelto anticuados o están muy estropeados por el uso, y reemplazarlos por otros apropiados que combinen bien. También está el recurso de cambiar el tapizado de las sillas, de poner un nuevo espejo, una nueva alfombra, un cuadro con bonito marco de un paisaje marino, que siempre agranda el espacio y nos pone artísticamente en contacto con la naturaleza.
He aquí, entonces, una sugerencia a tener en cuenta: “Si sus muebles son de caoba, de un diseño federal, ¿por qué no prueba alfombrar en color albaricoque y pinta las paredes de azul claro? Las cortinas, en consecuencia, deberán realizarse en azul oscuro”. En el caso de tener alfombras de color rosa viejo, hay que pintar las paredes de gris, y colgar cortinas de fondo grisáceo con flores estampadas en rosa pálido combinado con rosa viejo: el súmmum de la elegancia moderna.
En cambio, si el problema fuese “atrapar la luz solar”, conviene proceder de este modo: “Supongamos que sus muebles son de estilo victoriano y añaden oscuridad a una habitación de por sí poco iluminada, cosa que suele ocurrir con la construcción actual. Pues pinte las paredes de amarillo solar y alfombre en rojo turco. Ponga en las ventanas cortinas de seda del mismo tono que la pared y tapice las sillas de amarillo pálido”. Una vez terminadas estas reformas, las visitas y hasta los mismos habitantes de la casa, se convencerán de que el sol entra a raudales en su nuevo comedor.
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