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Una nueva frase para aprender a leer y escribir? No. ¿El rezo privado de alguna secta a estrenar? Desde algún punto de vista, podría ser. Porque en torno al título que corona estas líneas, miles de adolescentes del mundo se reúnen en distintos foros virtuales creados para tranquilizar las conciencias y las angustias de quienes padecen anorexia –anna– y bulimia –mía–. Lo malo, lo muy malo, es que a estos foros se puede arribar mediante links que parten de sitios de venta de pastillas para adelgazar o de aquellos que prometen dietas milagrosas y ponen en su portada –dietapills.com, por ejemplo– frases tan significativas como “baje de peso sin culpas” o “todas queremos ser flacas, ¿por qué pensar que bajar de peso hace daño?”. anna y mía, entonces, se convierten en apelativos simpáticos, casi contraseña para nombrar a esas dos enfermedades que pueden llegar a matar –lamentamos el fatalismo, pero es verdad–. “Amo la comida y amo preparar cosas ricas, pero odio la comida dentro de mí, la detesto (...); la disfrutaría en mi boca y la sacaría al segundo siguiente. Tengo pánico de dejar de ser anna”, escribe una joven argentina. En estos sitios –en el Google se pueden encontrar unas cien páginas, por lo menos– se encuentran consejos para evitar la comida –como tener una bolsa en el dormitorio donde arrojarla, lavarse los dientes cuando se siente hambre para que el sabor a menta opaque otro deseo, dietas de 127 calorías diarias y muchos otros engendros– y también para ocultarse de madres y médicos que parecen la peor amenaza para este estilo de vida. Es doloroso advertir la angustia que trasuntan estas páginas, llenas de fotos de modelos escuálidas que sirven de inspiración o de dibujos que funcionan a modo de estampitas. El mate es una estrella por su capacidad para quitar el hambre –pregunten en cualquier barrio marginal de la Argentina– igual que el agua, que genera saciedad sin engordar. Estos sitios ya han sido denunciados por nutricionistas, nosotras nos comprometemos a seguir investigando.