LA VENTA EN LOS OJOS
› Por Luciana Peker
El verano no sería verano sin una foto de Macri en el balcón de Punta del Este (cualquier Macri, salvo que uno busca más que balcón al mar, balcón a la plaza). Tampoco sería verano sin Valeria Mazza cada vez con más hijos rubios y la tele diciendo que las vedettes se agarran de los concheros porque —según la tele— la guerra de las vedettes es tan clásica como los alfajores (marplatenses o cordobeses) y la rivalidad femenina también. Tampoco sería verano el verano sin Slim Center diciendo que todavía estás a tiempo de llegar al verano (como si no se llegara igual) y de los periodistas que cubren la temporada escribiendo —igual que hace diez años— que este año están de moda los deportes extremos y conectarse a Internet desde la playa.
Es cierto: el verano tiene sus clásicos. Uno de ellos, son las propagandas de cerveza. Ya hablamos de la “buena onda” de Brahma —que sólo ve buena onda en lo que las chicas pueden mostrar, pero nunca en lo que las chicas pueden tomar—. Es evidente que las cervezas miran el mundo desde el ombligo de un Homero Simpson criollito, que abre otra Quilmes mientras puntea colas —-culos— que pasan por su carpa saturada de bizcochitos y quejas por la yerba mal cambiada.
¿Lisa nunca se tomó una cervecita ni se la va a tomar más crecidita? No. Al menos no, para los publicitarios locales de cerveza. “Por un verano mejor” es la consigna —que imita la iconografía de las campañas políticas— de la actual campaña publicitaria de Quilmes que recorre —en un uso híper utilizado este verano— los clásicos del verano. Así, un lobo marino es el candidato de la Lista 37 que propone para cosechar votos: “Por un pasito del verano más fácil para todos” (y dale con el pasito del verano...), “¡Al topless que no vimos!” (a ver, ningún problema con el topless, es más, a más de una le gustaría liberarse del corpiño para sentir las cosquillas del mar entre las cosquillas del cuerpo y el rayo del sol sin el sello del bretel, pero no, no precisamente, con la mirada fulminante sobre los pezones de cuanto transeúnte pise la arena), “A la banana que tantas alegrías nos dio” (la publicidad vuelve al humor del viaje de egresados en La Falda y remite a las apoyadas de los saltitos del entertainment playero) y “No al pareo” (perdón, pero uno de los mejores inventos después de la instalación de las bikinis cavadas que lo único que cavan es ganas de enterrarse en la arena). Y la última propuesta para conseguir votos (¿se habrán enterado de que hace un par de años se aprobó el voto femenino?) es la consigna: “Promovemos el turismo extranjero” y en la foto de la gráfica se ve a dos alfeñiques con cara de “la rompo” abrazando o dejándose abrazar por una japonesa, una mexicana, una norteamericana y una alemana. ¡Ja! ¿Ja? El problema no es el estilo Jaimito, sino la idea de que él y los únicos que toman cerveza son Homeros. Y no otros hombres y otras chicas (sí, incluso con pareo).
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