Viernes, 28 de diciembre de 2007 | Hoy
LA VENTA EN LOS OJOS
Por Luciana Peker
“Yo no me quiero emplasticar. No quiero el culo de otra, quiero el mío tal cual”, grita el reaggeton, de mujeres que no sólo se mueven, no sólo hacen coro, baile, porras o pompas. De mujeres que cantan un reaggeton de protesta contra los cuerpos fileteados, encorsetados, censurados por la tinta negra de los cirujanos. “De tanto jamones, con bisturíes, cicatrices, moretones y dolores”, silabean. “Ahora que yo te lo digo un cuchillo, lejos de mi ombligo, ahora que yo te lo digo, ya verás que no puedes conmigo”, se plantan desplantadas del eje del cuerpo, encarriladas al vértigo del desequilibrio de la danza, ahí donde el pelo juega a hacer llamada, donde la sonrisa escotea los besos, donde las caderas vuelven a recobrar sus sentidos y donde el sexo deja de ser bang bang y empieza a ser revuelta.
“Yo te lo digo, mi cirujano estas carnes no pasan por tus manos”, cantan las chicas del comercial de Nike “Suda el jamón”, que sólo por decir eso, al menos, plantea un parate a la fiebre estética que momifica a las adolescentes con cuerpos vertiginosos, hiperestimulados a destaparse sexys y a tapiarse al placer de comer o jugar o bailar o coger con sus propios cuerpos no photoshopeados por el (único) canon estético de delgadez, voluptuosidad y tonicidad por partes (inverosímilmente) iguales.
La publicidad de Nike –que se encuentra en You Tube, aunque, hubiera sido deseable, incluso, como disparador de otros discursos, que tuviera presencia televisiva– comienza con la palabra hemorragia y la firma en el consentimiento informado. Una buena metáfora del dolor que produce la exasperación por el propio cuerpo en el propio cuerpo. La crítica ajena hecha carne propia. Una joven que firma, se ducha, entra a un centro de medicina estética, se para a que el marcador de la tinta negra la pinte, le despunte las sobras –¿quién pinta esas sobras?– sobre los muslos y se acuesta. Hasta que decide salir a los pasillos a gritar –junto a otras adolescentes retobadas de las camillas– “Suda el jamón, suda el jamón, que así te pones bombón”.
Por supuesto, la campaña de Nike apunta a promover el body dance como manera de buscar o llegar a la belleza. No es una campaña de bien público. Es una campaña a favor de zapatillas, pantalones y polleritas para transpirar. Por eso, es una estrategia –también– de mercado buscar que las mujeres corran o bailen, pero no se acuesten a que las remodele un cirujano. “No al lifting” también fue uno de los latiguillos de la convocatoria al maratón 10K de Nike. En el mismo, sentido la marca de zapatillas Converse acaba de lanzar una campaña donde se ve a una chica joven con pelo largo y rastas con el lema: “Ninguna cirugía agrega personalidad”. Y el eslogan “Sos único” (bué, habría que decirles a los publicistas que las chicas somos únicas con a, pero que sigan por ahí). “Suda el jamón”, de hecho, no es una novedad, pero sí es un reflejo de la sed de otros cantos para disfrutar del cuerpo. Cada vez más, hay videos de adolescentes en casas, gimnasios y terrazas coreografiando por Internet el reaggeton que desafía la prohibición de la carne. “Aquí estamos las mujeres para moverlo todo”, cantan las chicas que critican a los que prometen cuerpos mejores. Y se deciden a mover el propio. Es un paso.
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