TALK SHOW
Chicas en aprietos
› Por Moira Soto
Como tantas otras directoras, Catherine Corsini, Sandrine Ray y Agnès Obadia tienen algo que decir acerca de las mujeres desde la ficción cinematográfica. Aunque desde luego no es condición inexorable de las realizadoras ocuparse sólo de sus congéneres, como lo demostraron, por citar ejemplos conocidos localmente, Claire Denis (Bella tarea), Agnès Jaoui (El gusto de los otros) y más recientemente Nicole Garcia (El adversario). Pero el caso es que Corsini, Ray y Obadia figuran en el Primer Tour de Cine Francés, siete preestrenos de ese origen que se proyectarán entre el 6 y el 12 de noviembre en los complejos Atlas Santa Fe, Patio Bullrich, Belgrano y Duplex Caballito, en forma rotativa. Además de los films de las realizadoras que se detallan más abajo, se verán: La terapia del placer, de Jean-Pierre Sinapi; Pequeñas heridas, de Pascal Bonitzer; La pequeña Lili, de Claude Miller (versión aggiornada de La gaviota de Chejov, protagonizada por Nicole Garcia).
Con vagas resonancias de Mujer soltera busca y La malvada, se presentará El ensayo, de Catherine Corsini, título que juega con el vocablo francés répetition, que remite tanto a la acción de reiterar como a los ensayos teatrales. Historia de una amistad vampira, dominadora, compulsiva por parte de una joven mujer, Louise, hacia la que fue su mejor compañera de adolescencia, cuando ambas hacían sus pininos como actrices. Las chicas se distanciaron a los 20 y Louise, que ya le patinaba un poquito, hizo un intento de suicidio del que Nathalie no se enteró. Cuando ambas se reencuentran a los 30, están en pareja (heterosexual). Una actúa con cierto suceso; la otra no (se convirtió en técnica dental). Obviamente, la que frustró su vocación y ahora quiere realizarla vicariamente es Louise. Y Nathalie blandamente la deja entrar en su vida, entrometerse en sus elecciones laborales, pegársele como un chicle. Louise va cumpliendo sus designios de separar a su amiga del novio puestista, comprometiéndola profesionalmente con un director prestigioso para que haga la Lulú de Wedekind. Ya más loca que un plumero, Louise termina mostrando la hilacha, justo antes de que Nat se desangre del todo. Emmanuelle Béart, para no variar, está estupenda como la víctima ingenua manipulada, pero la que rasga la pantalla con la intensidad de su pasión comunicada con precisa economía de recursos es Pascale Bussière (ambas actrices en la foto), la posesiva que termina dándonos un cachito de pena. Al cabo. ¿quién de nosotras no ha tenido o no ha sido –por ponerlo en pretérito perfecto del indicativo– una amiga celosa y adherente?
¡Estoy viva! y ¿Qué diablos es el sexo?, de Sandrine Ray y Agnès Obadia, respectivamente, se interesan por chicas más jóvenes, en la adolescencia. La protagonista del primer film citado es Clara, 19, una estudiante de canto lírico y filosofía que es atacada y violada por una patota, episodio que la bloquea y cambia radicalmente su vida, hasta que muchos meses después puede hablar, volver a amar. En cambio la adolescentita (14) de ¿Qué diablos...? es una virgen a su pesar, obsesionada por el sexo, los métodos de seducción, las grandes tetas que ambiciona e invaden sus sueños poblados de dibujos animados. La niña magnifica todo, incluso el hecho de uno de sus pechos es ligeramente más grande que el otro. Curiosa, incomprendida, romántica, Rududú se cruza con Romaine (15) y aquí entra a tallar el correalizador y coguionista Jean-Julien Chervier para darnos el punto de vista masculino sobre los chicos de esa edad iniciática, ansiosos exploradores de un territorio arduo de conquistar. Fresca, picante, un poco desmelenada, esta comedia tiene en Julie Durand a una intérprete a su altura.