› Por Florencia Minici*
La visita de Judith Butler será recordada como uno de los últimos episodios del año del rumor del 3 de junio. Nadie puede obviar que las multitudes que en muchos casos la siguieron sistemáticamente a todas sus presentaciones (en la Untref, en la UBA y en el CCK), también se habían hecho presentes el 3 de junio. Como canto y esquina crítica, teóricamente actualizada, pero también como nueva oleada de los feminismos de la época. Esta época, álgida en el desarrollo de los procesos de liberación regionales, de a momentos había desistido en algunos aspectos que hacen a los empoderamientos y amparo de las mujeres. Liberación que a veces se expresa en que queremos que no nos sigan matando, que a veces se expresa en que exigimos nuestro derecho deseante a decidir sobre nuestros cuerpos, y que también se manifiesta y se conquistó en herramientas sociales de empoderamiento.
Butler, al igual que no lo hizo Ernesto Laclau, no desconoce esto. La entrevista abierta en el CCK, en el marco del festival CineMigrante, reunió una serie de complejidades, hechos simpáticos, besos en papelitos que volaban del escenario a su cuello y definiciones de ninguna manera complacientes ante un auditorio diverso.
En el domo de las diferencias de los feminismos argentinos, Butler cantó su Fuerza: en un mismo movimiento impugnó los términos del debate por el aborto rechazando la categoría de “pro- vida”, desarmó y le dio densidad a la idea de desafectivización como opción a las victimizaciones, y finalmente arrojó la mayor de las comprensiones: si tememos acercarnos a aquellxs a lxs que no amamos, a quienes no confluyen en nuestras afinidades electivas ¿cómo haremos para oponerle fuerzas efectivas el patriarcado salvaje?
Más allá en la galaxia, el Papa Francisco apuntaba los últimos detalles de su visita a Cuba. Días atrás, el 1 de septiembre, había concedido a los sacerdotes la facultad de absolver del aborto a las mujeres creyentes de la comunidad católica. Muchas de nosotras sentimos la violencia del gesto. Pero las católicas, ¿quieren ser perdonadas?, ¿quieren ser absueltas en su conciencia comunal o prefieren el continuum del silencio? ¿Huirán al apocalíptico evangelismo que les promete arder de las formas más cinematográficas en el infierno? En la vida hay que elegir. Y Francisco, más allá en la galaxia, lo entiende. ¿Esto hace de Francisco un interpretador, un estadista de las religiones? Estás dudas cunden en los domos de pertenencia ideológica, y en la galaxia hay muchas religiones, hay muchas opciones y sobre todo hay muchas necesidades y precarizaciones de las formas vivientes.
Nadie esperaba grandes novedades bajo el cielo del domo (tampoco nadie esperaba el acontecimiento del 3 de junio). Pero por un momento las fuerzas se tocaron. Fue poco después de que una reconocida abogada feminista-peronista le arrojara un beso de rouge a través de una hoja. Algunxs dicen que ocurrió una transfiguración, otrxs aseguran que lo tenía preparado. Profesora, cómo derrotaremos a la desigualdad? Equivaliendo, quizo decir. Juntándonos también con aquellxs que no amamos. Profesora, ¿cómo haremos para evitar que la religión se siga interponiendo en la conquista de nuestros derechos fundamentales como mujeres? No. La religión no es mala, acuérdense de la teología de la liberación. Judith Butler no es sólo una teórica brillante. A veces, también, hace un poco de estadística. ¿Cuáles son nuestras prioridades, nuestras necesidades y nuestras disposiciones?
* Poeta, parte del colectivo Ni Una Menos.
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