ORGANIZACION
MAJO GEREZ
› Por Roxana Sandá
La Comisión organizadora del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario había mantenido reuniones previas con el ministro de Gobierno, Pablo Farías, para discutir la seguridad de las jornadas en un sentido integral. Se le pidió que no hubiera presencia policial, mucho menos de Gendarmería. Se le escribió una carta a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich (que la noche de la represión publicó en su cuenta de Instagram una imagen suya sobre un sillón y la frase “Me aburrió el debate Trump-Hillary)”. Sin embargo, hubo problemas en la movilización desde el arranque. Se acordó con los gobiernos provincial y municipal la presencia de agentes de tránsito cortando doscientos metros de cada intersección en las cuadras por donde pasara la marcha. No sólo nada de eso fue respetado sino que se desplegó un megaoperativo montado por la policía, con la consecuente represión. Majo Gerez, integrante de la Comisión organizadora y referente del colectivo feminista Mala Junta-Patria Grande preferiría referirse al carácter histórico de esta asamblea masiva y única en el continente, pero antepone la urgencia del repudio que viene expresando desde el lunes último. “La marcha tenía un recorrido oficial que pasaba por ochenta metros de la Catedral, sabíamos que seguramente iba a haber mujeres que se expresarían con diferentes dinámicas, pero entendemos que la represión estuvo orquestada y que ellas no tuvieron nada que ver.” Por caso, durante el recorrido se pasó frente a instituciones oficiales, tribunales federales y provinciales, y por otra iglesias sin que mediaran violencias. “Da cuenta de que la sola presencia policial y todo lo montado alrededor de la catedral fueron instancias de provocación” dice Gerez, que en las horas posteriores se encargó de denunciarlo ante diferentes funcionarios. Es la segunda vez en la historia de los ENM, tras los ataques del año pasado en Mar del Plata, que se ejerce violencia institucional contra las mujeres, y no es casual que ocurriera en el marco de un crecimiento exponencial de la participación en los Encuentros. “Es muestra de que a determinados sectores les molesta muchísimo que las mujeres nos organicemos. Estamos frente a un cambio de etapa conservadora en la que el machismo representa a sectores antiderechos que se sienten empoderados, y que seguramente van a seguir intentando boicotear esos espacios de autoconstrucción valiosos que son los Encuentros.” Piensa que las experiencias surgidas de los ENM deberían territorializarse ahora o nunca y por eso la razón de las Brigadas Feministas Populares, el proyecto del colectivo Mala Junta para conformar espacios reflexivos, “nuevas formas de seguir dando cuenta del potencial que tienen los Encuentros, donde lo vivencial es político”. Chaco, la sede elegida para el año que viene, impone ese desafío transversal de cuidar los ENM como espacios plurales y federales. Todavía no se zanjaron las protestas y cuestionamientos que Gerez considera peligrosos “en momentos de ofensivas contra nuestras conquistas y cuando crece de manera exponencial la participación de mujeres autoconvocadas. Los planes de lucha y la metodología del voto son formas contrarias a esto, ya que corremos el riesgo de que se impongan las agendas partidarias por sobre nuestras historias de vida y experiencias”. En 2007 asistió a su primer Encuentro en Córdoba. Fue con compañeras militantes de la Verón y la convocaba “marchar con el pañuelo verde” de la Campaña Nacional por el Aborto. “Me di cuenta de que me había hecho feminista para siempre o de que ya lo era y hasta ese momento no me había dado cuenta”, ríe. “Fue la primera vez que me sentí sujeta de la política que estaba llevando adelante.” Asegura que el nuevo modelo económico de ajuste y recesión en la Argentina se traduce “inevitablemente” en una feminización de la pobreza y en retrocesos políticos y culturales para las mujeres y las disidencias sexuales. “Estamos frente a un embate neoliberal conservador que nos va a tener de nuevo en las calles más atentas que nunca. Que no nos hagan creer que ahora lo urgente son otras cosas y que nuestra agenda vuelva a estar oculta. El ajuste es violencia contra las mujeres.”
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