Abramos el horizonte
Por Alicia Figueroa *
Tras el triste saldo de tantas vidas tempranamente perdidas el último 30 de diciembre se han escuchado muchas voces de crítica acerca de los padres que llevaron sus hijos a este recital y se habla de falta de cuidado e incluso desamor. Pero esto es faltar a la verdad. Llevar a niños pequeños a este tipo de eventos es objetivamente desaconsejable. Dejemos por un momento de lado las responsabilidades de dueños, autoridades y demás que permitían que esto ocurriese y pensemos cuáles pueden ser los motivos por los que estas personas llevaran a sus hijos a un evento de estas características. Al ver el listado de edades de fallecidos y heridos una razón se esgrime como la más probable: padres adolescentes compartiendo con sus hijos su adolescencia con todos los ingredientes que caracterizan esta etapa de la vida: inexperiencia, inmadurez, falta de previsión. Las mismas causas que hacen que, según cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, cuando la madre es adolescente la mortalidad infantil de sus hijos se duplique.
Pero abramos el horizonte y, en lugar de objetar, seamos parte de esta perspectiva como sociedad adulta: el comportamiento de los jóvenes suele reprochársele a los jóvenes negando la responsabilidad que los adultos tenemos en ello. Se les niega educación sexual en los colegios, se les obstaculiza el acceso a servicios de salud y planificación familiar, se les dificulta su inserción social y luego se pretende que al tener un hijo mágicamente dejen de comportarse como adolescentes y asuman una madurez que todavía no han adquirido. Que existan en nuestro país 900.000 madres adolescentes, que haya cada 5 minutos un parto de una menor de 20 años y que sólo el 32% de los adolescentes utilicen un método anticonceptivo seguro es una responsabilidad de todos que de una buena vez debemos afrontar.
* Médica ginecóloga, coordinadora del Comité de Desarrollo del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).
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