› Por Por Narda Lepes *
Yo no hice dieta en mi vida. No puedo. Las veces que empecé decía “no como frito, no como dulce” y, al tercer día, me comía algo que nunca me había comido (por ejemplo una fuente entera de papas fritas) con bronca o a reventar. Veo a muchas mujeres reprimiendo el deseo de comer pero es contraproducente. Por eso, las dietas no sirven. Para mí no hay que comer para deglutir, ni comer calabaza y lechuga porque eso no hace bien, e, incluso, si después comés una papa engordás como una bola.
El problema es que un gran porcentaje de las personas comen todo el tiempo lo mismo: papa, carne, tomate, harina y queso, aunque sea en forma de pizza, pastas, empanadas, milanesa o puré. En cambio, si se come de todo en serio, no hay problema para el cuerpo.
El problema es que la gente o come mal o no come. Y el cuerpo tiene un equilibrio. Tampoco hay que querer estar más delgada de lo posible. Si yo peso 45 kilos no soy feliz. Es cierto que a veces me coparía estar un poco más flaca para que me entrara el pantalón que quiero. Pero el equilibrio no es sólo de la balanza. Tampoco hay que ser una glotona..., pero a mí lo que más me gusta en la vida es comer.
* Cocinera
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