Viernes, 10 de agosto de 2007 | Hoy
“Erase una vez una anciana reina, un joven príncipe heredero y una gata con corona que vivían en lo alto de una montaña”, comienza el cuento que comienza igual que muchos cuentos. Pero no termina de la misma manera. “Rey y Rey” es un relato para chicos, escrito y dibujado por Linda de Haan y Stern Nijland, traducido al castellano por Ediciones Serres “y que ya se puede conseguir en la Argentina”, que tiene formas iguales a los otros cuentos pero que muestra –sin tono didáctico y con la misma naturalidad con la que la humanidad ha contado el cuento del amor romántico de la princesa y el príncipe– el amor entre dos varones.
La historia es que la reina estaba cansada y quería dejar de reinar. Su hijo, el príncipe, no se casaba y por eso no podía asumir el trono. Por eso, la reina lo intimó y realizó en palacio un casting de princesas. Pero a su hijo no le gustó la princesa Aria de Austria, ni la princesa Dolly de Texas, ni la sonriente princesa de Groenlandia y aunque la princesa Rahjmashputtin de Bombay lo impactó por sus largos brazos ella decidió salir corriendo de palacio. Ya estaba la reina desilusionada y abatida por no poder jubilarse, cuando le avisaron que todavía faltaba la princesa Magdalena que había llegado acompañada de su hermano, el príncipe azul.
Fue amor a primera vista. El corazón del príncipe empezó a latir. Fue un flechazo. Pero no con Magdalena. “¡Qué príncipe tan guapo”, dijo el príncipe. Y como en los cuentos donde el amor habita en un castillo después de la boda, los príncipes viven juntos como rey y rey. Vivieron felices y comieron perdices. Otra manera de contar un clásico.
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