› Por Daniel Blinder *
Para la sociedad argentina, los medios masivos de comunicación, o los actores políticos argentinos, el impacto de tener una mujer en la primera magistratura ha resultado problemático. A pesar de ello considero que es un hecho importantísimo que una mujer pueda llegar a la Presidencia. Porque el Estado es la cristalización institucional de las relaciones de poder en una sociedad y, sin dudas, el que una mujer llegue a dicho puesto señala un cambio importante. Pero, ¿por qué problemático? Porque el rechazo generado en torno de su figura claramente apunta más a su condición de mujer que a argumentos sólidos.
Podemos encontrar muchos ejemplos, como el de la red social Facebook, donde existe un grupo llamado “Odio a Cristina Kirchner”, en el cual se leen frases irrepetibles y otras como “ni su bombacha sabrá lavarse” y “maten a la yegua”. Además, dicen, es Néstor Kirchner, su marido, quien manda. Ella por ella misma no puede decir lo que piensa, y es más, no puede pensar bien.
¿Por qué tanto odio de ciertos sectores? Puede que tenga que ver con la retórica peronista que ha producido históricamente una divisoria de aguas en nuestro país, con tocar determinados intereses como cuando las estatizaciones, determinada política exterior alineada con Latinoamérica. Pero al hacer la crítica, virulenta, ponzoñosa, violenta, en el discurso se la ataca por ser mujer y se la menosprecia por ser mujer.
Pero este tipo de actitudes no provienen solamente de sectores de la derecha política, sino también desde la izquierda. “Varones por la Equidad” expresó en el marco de la campaña electoral en el año 2009 su repudio al slogan “pegale a Cristina”, con el objetivo de mostrar que cualquier forma de violencia implica un abuso de poder, una búsqueda de la dominación y de la discriminación. La metáfora elegida, EL GOLPE, sólo ofrece lecturas de un sentido llamativamente ajeno al proceso democrático y electoral. Por un lado la “golpISTA” (institucional, contra el Ejecutivo Nacional), y por el otro el gesto “golpEADOR” (misógino, en la violencia contra una figura de mujer a la que temen u odian).
Son varios los avances logrados en esta materia. La ideología se manifiesta en las prácticas, pero toda sociedad y todo proceso político es contradictorio y puede canalizarse institucionalmente en formas más democráticas y más representativas en las cuales una mujer puede llegar a representar la voluntad popular. Cristina Fernández es un avance más en este sentido, y ojalá sea un paso importante para que de aquí en adelante las mujeres puedan ejercer los más altos puestos dirigenciales a la par de los varones, quienes lo venimos haciendo hace mucho tiempo.
*Politólogo.
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