Tuve oportunidad de conocer a Kirchner en el 2008, justo el año de la crisis financiera, y me pareció un animal político. Pero como a mí me interesan las cuestiones de género, siempre lo miré a través de su esposa. Lo que me ha preocupado muy a menudo es que no la dejaba florecer: creo que en la gestión de Cristina fue la crisis de las retenciones lo que sacó a relucir su capacidad de gestión con más fuerza, pero hasta entonces sentía que él no la dejaba mostrarse.

Entonces siempre tuve sentimientos muy ambivalentes por él: por un lado sus modos de confrontar me gustan, por otro, esto de que opacaba a su esposa.

A ella se le abre una gran oportunidad, por más que suene terrible decirlo ahora, una grieta enorme por donde mostrar su capacidad. Los balances que se están haciendo de él y de su gobierno son muy positivos. Cuando estaba vivo se decía que era confrontacional, ahora se dice que fue un valiente...

Yo no creo que haya una crisis institucional en Argentina, como dicen muchos. Ella no es nueva en política, yo tengo mucha confianza en su experiencia. Sí es verdad que tendrá que tomar un rol mucho más protagónico, sobre todo en cuanto al frente regional. Las políticas de género que hasta el momento no ha implementado, como sí lo hizo nuestra ex presidenta Michelle Bachelet, no las implementará ahora. En ese sentido, para mí el modelo de gestión más deseable, aunque perfectible, en materia de género, es el de la chilena.

* Politóloga chilena, presidenta de Fundación Chile 21.