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1 La admiración por ser una mujer inteligente y sensual, el despertar del deseo por una mujer erotizada. Hay algo que no me animo (es sólo un supuesto en el territorio de las ideas y de la actuación) pero sería necesario: experimentar el maltrato de una mujer golpeada, el uso del derecho de pernada de un hombre horrible sobre mi cuerpo para sentir lo horrible que es ser hombre; también mujer... Recomiendo el corto francés “Mayoría oprimida”.

2 Los ciclos hormonales mes a mes, año a año, con las cuentas de los días, de las molestias, de los dolores, de las ausencias.

3 Hay que acabar con el privilegio del lenguaje de la humanidad que se refiere a todo lo humano desde el género masculino. Basta de hablar del hombre como el universal. Está vencido. Como cada religión viva que construye la figura del Dios hombre para imponer y castrar. Y de la fuerza como condición de privilegio para erigir al macho alfa. ¡¡Vivan los bonobos y su matriarcado!!

4 Es muy difícil, entre lo que creo y lo que hago se trata del filo de la contradicción, de un impulso primitivo que no se refrena y quiere imponerse. “Está bien, no. Pero hablemos, ¡hablemos! sólo una cosa. ¡no me cortes! No, no quise gritarte, no”/“Te dije que no, ¿no entendés?”/“Sí, pero una cosa nada más...”/“¿Qué, a ver?”/“¿Por qué no?”.

5 En una sociedad donde el abortar es un hecho posible, de saneamiento y en óptimas condiciones, que contenga un acto tan traumático, el consenso ayuda a decidir a la mujer qué rumbo tomar. Hoy por hoy la consigna es que nadie puede decidir por una mujer. ¡Ley de aborto ya!

* Actor, director de cine y guionista