En el comienzo de las Eliminatorias anteriores, la prensa brasileña atacó con vehemencia a la selección de su país, que por entonces era dirigida técnicamente por Vanderlei Luxemburgo, cuando empató 0 a 0 frente a Colombia en un partido horrible. Seguramente ahora, con similar vehemencia, repartirá elogios para el equipo que le ganó con autoridad al mismo rival, desplegando momentos de fútbol de alto vuelo. Aquella vez, hace tres años, los brasileños miraban con envidia a la Selección Argentina que en el debut había apabullado a Chile con un categórico 4 a 1; ahora, miran a todos de costado, suficientes, casi sobradores.
Jugó muy bien Brasil. Tuvo solidez en el fondo, presencia en la mitad de la cancha y muchas variantes arriba, con Ronaldo como pivot. Fue más que Colombia en casi todo el desarrollo del juego porque tuvo mucha más precisión en el toque y supo cambiar en los momentos precisos el ritmo lento que caracterizó al partido jugado en el infierno de 37 grados en Barranquilla.
Colombia mostró parte del repertorio predilecto de su entrenador Francisco Maturana, pero careció de potencia en los tres cuartos de cancha para quebrar la línea defensiva visitante en la que se destacaron los centrales Lucio y Roque Junior. Llegó al gol (el empate parcial) con un cabezazo excelente de Angel, quien cumplió una correcta actuación, pero no pudo aportar más porque lo dejaron demasiado solo, obligado a resolver por la libre.
Brasil se puso en ventaja con un zurdazo exacto de Ronaldo, después de un desborde de Zé Roberto cuando se jugaban 21 minutos, concretando la mayor potencia ofensiva que venía insinuando. Sin embargo, y pese a merecerlo, no se pudo ir en ventaja al descanso porque a los 36m Angel hizo un gol con sello inglés, que por algo el hombre juega en el Aston Villa.
En el segundo tiempo, el cuadro que dirige Parreira agrandó su superioridad y llegó 2-1 con un cañonazo impresionante de Kaka, quien había entrado segundos antes. La cancha siguió inclinada hacia el arco de Córdoba, quien se convirtió en la principal figura de su equipo. El 2 a 1 quedó escaso para medir la diferencia que existió entre ambos equipos.