FúTBOL › UN LINDISIMO CLASICO EN ROSARIO
Newell’s y Central pudieron sufrir y festejar por turno
Jugaba mejor Newell’s y desniveló Patiño con un golazo, pero el local no supo definir el partido. Talamonti empató cerca del final y, ya sobre la hora, el Yerbatero González convirtió tras pase atrás de Herrera, previa mano. Elizondo primero lo dio –Central celebraba– y luego de consultar lo anuló.
Por Alejo Diz
desde Rosario
A los 85 minutos, el clásico, que iba empatado en uno, regaló una acción inédita y que deleitó a los gurúes que pregonan las bondades de la televisión. Porque, si bien entre las ambiciones está la de colar una cámara en los vestuarios, ni el más desquiciado productor televisivo habría imaginado que el poder de las imágenes podría ser salvación para un terceto arbitral. Sólo así se podría empezar a entender cómo Central sacó un empate en uno cuando durante casi un minuto el marcador señalaba 2 a 1 a su favor. Pero no sólo eso entregaron ayer leprosos y canallas. Porque, además, hubo un lapso en el que el rojinegro iba ganando con un gol de delicioso rigor estético de Patiño, aunque también pudo haber triunfado Central teniendo como figura a su arquero. Pero finalmente Horacio Elizondo volvió al tiempo atrás y se retractó –a instancia de su juez de línea– para callar lo que sentenció con su pito al no advertir la mano de Herrera en el anulado segundo tanto canalla.
El clásico rosarino no defraudó. Y eso no es poco si se hace una ligera retrospectiva. La gente inundó el parque Independencia de pasión y color. Los jugadores se dedicaron a jugar, Jairo Patiño explicó por qué es la estrella de la ciudad y Central lució algunas de las virtudes que lo llevaron a ser escolta de Boca. Pero nadie se esperaba que la televisión se metiera en la cancha para acercar justicia como su nuevo disfraz de adalid del fútbol.
Ocurrió que a los 40 minutos del segundo tiempo Messera dio vuelta el clásico al batir a Palos tras ser asistido por Herrera. Elizondo corrió a la mitad de la cancha. Todo Newell’s elevó su protesta al unísono por mano de Herrera. Y cuando el línea (Rodolfo Otero) se disponía a ir al mediocampo, lo paró de prepo Aguirre para convencerlo de que vio la mano. Se formó un remolino. Elizondo recibió la inquietud de los locales de parte del cuarto árbitro (Germán Bermúdez). Por entonces en el campo de juego llegó el rumor de que en la cabina de la tele se había verificado la infracción. Y con semejante evidencia Elizondo creyó en la sospecha del línea para anular el tanto.
Pero antes de la polémica hubo fútbol. Porque Central dominó en el primer tiempo a Newell’s, aunque fue la lepra la que tuvo las mejores opciones, pero siempre chocó con los reflejos de Gaona. En el complemento, Patiño acomodó la pelota en el ángulo izquierdo del uno rival para dejar a la lepra arriba, y después Gaona le sacó el segundo a Vásquez y a Rosales. Central aguantó. Y de un tiro libre, Talamonti empató con un cabezazo. La desilusión en los rojinegros se manifestó en desconcierto. Aunque se despertaron a tiempo para salvar el punto de pura viveza al agobiar al juez de línea en el segundo tanto canalla. Igualmente no hubo festejos de ningún lado. La estrella debía haber sido Gaona, Patiño, o, a lo sumo, Messera por la trascendencia que habría tenido su conquista. Aunque fue Elizondo. Que estuvo en la cancha impartiendo justicia. Pero, como cantan en las tribunas, lo vio por tevé.
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