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La FIFA, el FMI y el 8 de marzo
Por Diego Bonadeo
Podrá decirse que por conmemorarse por estos días el Día Internacional de la Mujer tanto el Fondo Monetario Internacional como la Federación Internacional de Fútbol Asociado han decidido tener ciertas deferencias para con las damas.
A la designación de la muy poco graciosa majestad de la plutocracia Anne Krueger, reemplazando a Horst Köhler en el FMI, se agregó en los últimos días –por cierto que a contra corriente de lo sucedido en Santiago del Estero, cuando el inminente derrumbe del régimen llevó a una mujer imputada a proveer de ciertos fueros a su esposo también imputado– la FIFA: parece haber decidido que el fútbol es hermafrodita, como si hubiera oficialmente equipos mixtos, designando a dos mujeres –por supuesto que norteamericanas– entre los ciento veinticinco mejores jugadores de fútbol con vida de la historia. Retirados o no.
Pelé, que, como Colin Powell, es otro de “los negros con alma blanca”, convalidó el listado y, supuestamente, también lo confeccionó. Por supuesto, e independientemente de que semejante disparate, el de la nómina, no resiste ningún análisis medianamente razonable –por ejemplo, en la lista no esta “Pancho” Varallo, el único sobreviviente de la final del primer Mundial de 1930, y a uno se le ocurre rápidamente pensar en quien vio jugar a Varallo como para ponerlo o no en el listado–, la inclusión de las norteamericanas no puede sino responder a una nueva decisión del imperio.
El del poder y el de la guita.
Se podrán discutir hasta el cansancio los nombres, pero no es poco significativo que no aparezca ninguno de quienes, a fines de la década del ‘50 y a principios de la siguiente, acompañaron a Pelé en Santos, uno de los equipos más recordados de todos los tiempos.