FúTBOL › EL EMPATE SIN GOLES ANTE CHACARITA LE PERMITIO A RIVER ALEJARSE AUN MAS DE BOCA
El puntito acabó siendo gran negocio
Como asegura el dicho, se agrandó Chacarita. Le perdió el respeto al equipo B de Astrada y casi le gana el partido. Pero el 0-0, que parecía un castigo, terminó sirviendo para sacarle un punto más de ventaja a Boca, que perdió en Quilmes. Al entrenador del puntero no le gustó el rendimiento, pero insistirá con alineaciones alternativas para intentar ganar el título.
POR DANIEL GUIÑAZU
La lluvia y el viento, dos hermanos indeseables, tornaron el partido en una moneda al aire. Si River, el puntero del campeonato, tenía ventaja de antemano sobre Chacarita, el último del Clausura, la tormenta que toda la tarde castigó sin piedad al Monumental y la decisión de Astrada de optar por la Copa y poner en la cancha un equipo B, redujeron a cero aquella supuesta diferencia. Cualquier cosa podía llegar a pasar. Y pasó lo que no muchos imaginaban: Chacarita le perdió el respeto a River, se atrevió a jugarle mano a mano sin prejuicios, con audacia, y a punto estuvo de dar un fantástico golpe de escena. De todos modos, River no se puede quejar: donde, apenas terminado el partido, mandaban las caras largas por el 0-0, al final de la noche se saboreaba un negocio redondo: la derrota de Boca había convertido un empate inútil en un resultado provechoso que permitía estirar a dos unidades la distancia en lo más alto de la tabla.
Un solo dato prueba que Chacarita y su orden fue mejor que River y su ímpetu: Germán Lux sacó cinco pelotas claras de gol. En el primer tiempo mandó al corner un zurdazo bajo de Mignini desde afuera del área y, casi inmediatamente después, tapó con las piernas un zurdazo cruzado de Moreno. En el segundo le paró dos remates a Graf y otro a Ojeda en la última jugada del espectáculo. Y por si todo esto hubiera sido poco, Barzola salvó casi sobre la línea un cabezazo del uruguayo Casanova. Chacarita hizo bastante más de lo que se esperaba. No se metió obsesivamente en el fondo y siempre le apuntó a Lux, atacando en el primer tiempo y contraatacando en el segundo. De River no puede decirse lo mismo.
Es posible que ese virus molesto que se enseñoreó el fin de semana con el plantel millonario haya tenido bastante que ver con la falsa actuación. Montenegro, uno de los jugadores mas afectados por el mal, no fue determinante como armador o media punta. Y no surgió quien tomara la posta en su lugar, por lo que el equipo se quedó sin fútbol. Además, los cambios que ensayó Astrada no dieron los resultados esperados. Virviescas no pudo hacer olvidar el ida y vuelta de Sambueza en el primer tiempo por el costado izquierdo, a Cavenaghi le faltaron los mismos espacios que Pena y Arzeno le habían negado a Sand, y Ludueña fue uno de los tantos que terminaron chocando contra el denso agrupamiento defensivo que Chacarita montó para protegerlo a Leo Fernández. Más aún cuando se quedó con uno menos a los 62 minutos por la expulsión de Arzeno.
Para colmo de males, Pereyra, lesionado en su pierna derecha, acabó jugando como centrodelantero, sin siquiera poder saltar a buscar los centros y pelotazos frontales que River lanzó a repetición a medida que se desesperaba y Chacarita se hacía fuerte en su esquema de espera y contraataque. A los 78 minutos, Nasuti se fue expulsado por una infracción a Rivero y, a los 89, Montenegro le pegó por encima de Leo Fernández y Mignini salvó en la boca del arco. En ese momento, River sintió que la suerte lo había dejado de lado. Tres horas más tarde, el mal paso de Boca en el Sur le devolvió el alma al cuerpo.