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Independiente tuvo todo servido para ganarle a un Boca alternativo, pero desaprovechó la ocasión de definirlo y terminó pagándolo muy caro. El 1-1 final fue el castigo para el conjunto de Américo Gallego, que prefirió resguardar la ventaja, en vez de mantener el ritmo en busca de liquidar el compromiso. Federico Insúa en la primera etapa y Guillermo Barros Schelotto, de penal, en el complemento, marcaron los goles del partido, que no pasó de un desarrollo discreto. En Independiente se produjo el retorno de Gabriel Milito, que no jugaba en primera desde diciembre del año pasado, en el partido ante Boca de la primera rueda.
Parecía que Independiente cortaba todas las rachas. Cuando promediaba el segundo tiempo y Boca no inquietaba, los hinchas ya suponían que el calvario se acababa. Es que a los 40 minutos del primer tiempo, cuando Insúa clavó el 1-0 con un zurdazo alto luego de una gran maniobra de Leonel Ríos por la derecha, estaba claro que la suerte roja podía cambiar. La razón era muy sencilla: Independiente no convertía un gol en un primer tiempo desde la tercera fecha, cuando cayó 3-2 ante Newell’s en Rosario. Y además, hacía doce jornadas que no iba ganando un partido. Por eso, cuando a veinte minutos del final, el 1-0 todavía se mantenía, los casi 15 mil fanáticos que se acercaron al estadio estaban convencidos de que era el día esperado.
Pero no pudo ser. Con el empate final de Barros Schelotto, Independiente no consiguió ganar y sigue sin poder quebrar varias marcas negativas. Lleva trece partidos consecutivos sin triunfos, desde que venció en el Nuevo Gasómetro 1-0 a San Lorenzo por la quinta fecha. De esa manera superó su peor racha en el fútbol profesional, que era de doce encuentros sin victorias. Tampoco puede con su maldición como local. En todo el Clausura apenas ganó un partido: 2-0 ante el descendido Belgrano, en la cuarta fecha. Y desde que asumió Américo Gallego, ya acumuló seis encuentros sin ganar. Ahhh, además sigue último en el campeonato, con quince unidades, a una de Talleres.
Claro que lo peor no pasó. A una fecha del cierre del torneo, teniendo en cuenta el promedio del descenso para el campeonato que viene, el equipo de Gallego estaría 17º en la tabla, apenas dos puntos por encima de Central, el último clasificado. Es decir que Independiente arrancará el Apertura 2002 en zona de descenso directo. Y suponiendo una mala campaña de los dos ascendidos, Olimpo y Arsenal o Gimnasia de Entre Ríos, el conjunto de Avellaneda igual arrancaría peleando la promoción desde la primera fecha.
Lo único rescatable para Independiente fue una leve mejoría en el nivel de juego respecto de los encuentros anteriores. Con Ríos muy movedizo y criterioso por la derecha, con Franco imponiendo presencia en el medio y con Guiñazú algo embarullado pero encarando siempre por izquierda, Independiente mostró que en algún momento el equipo puede aparecer. A ello le sumó la categoría de Insúa, fundamental para generar peligro, pero demasiado discontinuo para transformarse en un conductor confiable. Además, como los delanteros no aparecieron en la medida que se los necesita, a los de Gallego les costó traducir su dominio en situaciones de peligro. Ya cuando Boca llegó al empate, Independiente prefirió conformarse con el puntito y renunció al ataque. Es que ya había hecho el gasto y no quería quedarse sin nada otra vez. A esta altura, cada punto se cotiza en dólares.