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Por Claudio Socolsky
Desde Rosario

Era el partido que Newell’s debía ganar para alejar fantasmas, propios y ajenos. Pero al equipo de Gallego le ocurrió lo mismo que ante Almagro y Lanús. Nunca pudieron encontrarle la vuelta a equipos luchadores que, con el simple recurso de esperar sin desordenarse, lo pusieron nervioso y le sacaron puntos vitales para estirar la ventaja a sus inmediatos perseguidores. Pero este campeonato irregular les devuelve otra realidad a los rojinegros. Porque, a pesar de los malos resultados, siguen primeros, a sólo tres fechas de un final tan incierto como preocupante.
Si existiera un aparato que midiera las sensaciones que devuelve Newell’s en los partidos de este torneo Apertura, habría que buscar que los extremos no tengan mucha distancia entre sí. Porque la posición expectante en la tabla lleva a sus hinchas a mostrarse eufóricos antes que los árbitros piten el comienzo para luego quedar en la más absoluta de las desazones cuando los partidos terminan y las oportunidades se escapan. Y ya son varias las ocasiones que el equipo rojinegro despilfarró para sacar chapa de candidato serio.
Porque la euforia se traslada al campo de juego y los jugadores quieren hacer el segundo gol antes que el primero. Entonces Gallego se vuelve loco y no logra entender por qué no se hacen las cosas que –a puertas cerradas– sus dirigidos realizan en las prácticas. Una de las preocupaciones estaba en la altura de los hombres de Olimpo. Laspada, Páez, Asprilla y Delorte trataron de sacarle provecho cada vez que pudieron y así complicaron.
Con la conducción efectiva de Marino, Newell’s llevó peligro con un remate de sobrepique de Capria que dio en la mano de Asprilla y se perdió al corner. Y cuando no podían llegar con claridad, sirvieron los tiros desde lejos. Probaron Zapata, Capria y Marino, pero sus remates no encontraron la dirección necesaria para sorprender a un inseguro Gaona.
Olimpo respondía con lo que tenía a mano: los centros para los grandotes. Delorte le ganó por primera vez a Fernández, Villar dudó, la sacó Ré en la línea y en el rebote la pelota dio claramente en la mano de Domínguez, pero Angel Sánchez se hizo el desentendido.
Cuando se despertó Ortega, en dos jugadas suyas cambió el trámite del partido. Primero con un cabezazo desde el punto del penal que salió desviado por muy poco, y más tarde con una apilada a fuerza de enganches y gambetas –que contaron con la complicidad de los defensores de Olimpo, que le dejaron el campo libre– para que el jujeño definiera de zurda al medio del arco.
Un gol al final de un primer tiempo opera como un mazazo para el que lo recibe y llena de confianza al que convierte. Newell’s aprovechó el momento y puso a Olimpo en su arco para estirar la ventaja. Se lo perdió Scocco de manera increíble, tras una buena jugada de Ortega. Un centro de Capria fue conectado por el jujeño y la sacaron en la línea. Y el primer centro de Raponi fue conectado por Páez, venciendo la resistencia de un Villar más dubitativo que de costumbre.
Entonces la desesperación se apoderó de Newell’s, que generó varias ocasiones para convertir; la más clara fue una de Zapata que dio en el travesaño. Faltan tres fechas –con Boca y sus suplentes en la Bombonera, con Gimnasia en Rosario y cierra con Independiente en Avellaneda– para el final del campeonato. Newell’s depende exclusivamente de sus fuerzas y este dato, después de lo observado en la tarde de ayer, no es muy alentador.

Estadio: Newell’s.

Arbitro: Angel Sánchez.

Goles: 45m Ortega (N); 72m, Páez (O).

Cambios: 40m, Sarmiento (6) por A. Franco (O); 55m, Raponi por H. Franco (O); 61m, García por Estévez (O); 69m, Borghello por Capria (N); 75m, Steinert por Iriarte (N).