FúTBOL › RAUL GAMEZ, PRESIDENTE DE VELEZ
“Demostramos que lo mejor es que sean los socios los que manejen los clubes”
El dirigente se enfrascó en una larga charla con Líbero para hablar menos de Vélez que de los temas que le preocupan: la condición del dirigente deportivo, la relación de fuerzas entre los clubes gestionados a la manera tradicional y las sociedades anónimas, su relación con los hinchas.
Por Adrian De Benedictis
Si bien fue el equipo que pudo disputarle el último título a Newell’s hasta la última fecha, Vélez volvió a quedarse en la puerta de un nuevo éxito deportivo. De todas maneras, el mayor anhelo de la Comisión Directiva, encabezada por el presidente Raúl Gámez, ya ha sido alcanzado, y la entidad de Liniers vuelve a gozar de una buena salud económica. Junto a Líbero, Gámez explicó los caminos que considera esenciales para llegar a un modelo de conducción.
–El año pasado había pedido licencia. ¿Este será el último definitivamente en Vélez?
–Ahora te digo que sí, que tengo ganas de dedicarle un poco más de tiempo a la familia y a mis cosas particulares. Yo tengo mucho cariño por este club, la responsabilidad es tan grande que estoy casi permanentemente, esto me ocupa muchas horas del día. Además me ocupa la mente, que es lo más complicado. Pero me animo a decir que no voy a presentarme en las próximas elecciones. Espero no traicionarme.
–¿Por qué sintió esa necesidad de alejarse?
–Bueno... la licencia fue para ordenar la parte comercial mía, que la tenía muy desatendida. Tengo hijos grandes que los hice a mi forma, y tal vez no fui del todo acertado en esa actitud, entonces, en vez de hacerlos independientes los hice más míos. Y volví antes porque creí que ya estaba en condiciones de volver a darle a Vélez el tiempo que necesita de cualquier presidente. Hoy los clubes son deficitarios y hay que estar encima de las cosas para no correr riesgos. Ahora hasta terminar mi mandato no voy a volver a pedir licencia, aunque la necesite.
–¿Hasta qué punto se puede entregar por el club?
–Es mi vida. Me crié adentro de Vélez. Yo tuve la suerte de estar en un club donde había dirigentes que daban ejemplo, con una moral normal. Así me fui enamorando, por eso estoy enviciado. Yo también lo preciso a Vélez. Por eso quiero cortar esta adicción, aunque luego seguiré acompañando al equipo en los partidos.
–¿Lo satura un poco todo lo que rodea el fútbol?
–Hay muchas cosas que te agotan. Yo volví a la política de Vélez para buscar el reordenamiento económico, que era lo único que no preocupaba. Y fue muy desgastante, porque nos parecía injusto cuando decían que Vélez se tenía que presentar en convocatoria de acreedores, porque debía más de 40 millones de pesos. Acá se sabía que el pasivo venía de las últimas comisiones, donde también estuvimos nosotros. Se le debía plata a gente que había creído en Vélez: proveedores, empleados, jugadores, entonces nos parecía que no era de gente de bien buscar esa alternativa para achicar el pasivo. De a poco se fue logrando, pero no sos feliz mientras luchás contra eso. Así sufrís las consecuencias de no poder apostar a lo deportivo, porque hay que vender los mejores jugadores. Hoy tenemos un club estabilizado en lo económico, que nos da posibilidades de futuro.
–¿Ese es su mayor orgullo?
–Mirá, pasé por etapas muy felices, donde se lograron títulos internacionales, que eran impensados. También se obtuvo la Villa Olímpica, en Ituzaingó, que Vélez la pudo comprar, y eso también es un orgullo. Haber saneado el pasivo y haber cumplido con el honor de pagar también nos llena de felicidad. Pero eso lo conseguimos con un grupo de directivos que sintieron lo mismo, que tuvieron dedicación plena con el club.
–De esa forma, ¿quedó demostrado que los clubes no necesitan ser una sociedad anónima para salvarse?
–Acá vivimos en épocas de gobierno que se deterioró totalmente el país, y desaparecieron empresas y comercios. Y los clubes también pagaron esas consecuencias, entonces los dirigentes del fútbol estamos preocupados en no correr ese tipo de riesgos, es decir, no dar el paso más grande del que se puede dar. Nosotros demostramos que lo mejor es seguir con este sistema, con clubes sin fines de lucro, que sean manejados por los socios. Cuando pretende desembarcar una sociedad anónima o un gerenciamiento,ellos insisten en busca de un negocio económico, porque no son dirigentes con afecto al club y elegidos por los socios. Y el que busca algo económico, como dirigente, roba. Si yo quería hacer plata con una sociedad anónima, les hubiera prestado jugadores a Boca y a River porque cotizan mejor, y podía llenarme los bolsillos. Pero, como dirigente de un club sin fines de lucro, busco no beneficiar a mi rival a cambio de ser favorecido económicamente.
–¿Por todo eso comparó a (Mauricio) Macri con (Carlos) Menem?
–Ellos estuvieron juntos en el inicio de ese pensamiento, con algunos legisladores como (Raúl) Granillo Ocampo (ex ministro de Justicia). Yo dije que, en una noche de copas que solían tener en la quinta de Olivos, pensaron en quedarse con el fútbol. Y hubo muchos dirigentes que hoy componen el Foro Social, que estaban enfrentados a esa idea. Pero yo no me quejo de que alguien lo haga, lo que no quiero es competir con clubes que estén en manos de sociedades anónimas, porque dudaría de lo deportivo. Si yo manejo un club de esa manera, podría hasta hablar con el técnico para que no ponga a un jugador, porque es un negocio puro. Eso no lo puedo hacer acá, porque desaparezco del mapa en dos segundos.
–¿Las sociedades servirían para ocultar otro accionar?
–Cuando Macri dice que los avales de los directivos tienen que ser económicos, entonces sólo los ricos pueden conducir un club. Yo los únicos avales que pretendo son los morales, la trayectoria, la capacidad. El aval económico puede ser resuelto con un tipo que delinque, porque es más fácil que tenga plata. Una SA sólo cuida el fútbol, no cuida lo social, y en Vélez hay un área educativa de más de 1500 alumnos. En este club hay muchos vitalicios, que fueron los que hicieron grande a la institución. Nosotros no somos un genio, levantamos la deuda con austeridad. Además, Macri tuvo un juicio por los sistemas de audio y video, en donde descubrieron que efectuó una administración fraudulenta por la compra de esos equipos. Ellos nos quisieron vender esos sistemas a nosotros. A él lo encontraron culpable y luego la Cámara lo absolvió. A veces los jueces tienen que cambiar los veredictos por el poder de gente que aparenta una economía muy buena. Yo quiero saber cómo hizo la plata la gente que la tiene, para no ilusionarme que van a venir a poner un club.
–Intimamente, ¿cree que ganó la lucha para impedir el ingreso de las sociedades en el fútbol?
–Sí, creo que sí. Aunque hay algunos, como Racing, que recurrieron al gerenciamiento. A (Fernando) Marín lo conozco y me gustaría que se presente a elecciones, ya que por ahí lo votan los socios porque es un tipo que le hace bien al club. Pero si hay posibilidades de que seamos todos asociaciones civiles me gustaría más. Esa figura me seduce.
–En esa lucha, ¿sintió el respaldo de (Julio) Grondona en todo momento?
–En un momento pensé que no, pero me parece que Grondona se había acomodado un poco a una indicación del gobierno y no quería decir no, aunque sentía lo mismo que nosotros. Seguramente, al ser presidente de AFA tenés que ir acomodando el cuerpo para que no se haga contra todo. Para mí era más fácil, y desde acá podía gritar que Menem era un cachivache, y que los que buscaban eso era para ganar plata. Macri llegó a decir que quería comprar Deportivo Español para llevarlo a Mar del Plata. Entonces cuando las cosas no se hacen con sentimiento son distintas.
–¿Usted no fue contradictorio cuando defendió el accionar del juez (Mariano) Bergés, pero al mismo tiempo reconoció que les daba entradas a los barrabravas?
–Yo le expliqué por qué actuaba de esa forma, pero también le dije que acá no había barrabravas. En todo caso, era gente que iba a alentar y que por ahí no tenía actitudes ejemplares. Pero los prefería tener cerca, como me metieron alguna vez a mí. Yo tengo origen en la tribuna, y no pensaba terminar como presidente, pero alguien me metió para adentro del club. Acá los socios también tienen micros gratis cuando se juega de visitante. Nos gusta que exista un grupo de gente que aliente y haga gritar al resto,hace falta en un partido. A mí, Bergés me pareció una aparición brillante dentro del fútbol y sé que tuvo que renunciar porque no estaba de acuerdo con las cosas que le querían imponer.
–¿La policía está al tanto de los “favores” a las hinchadas?
–Yo digo lo que hago yo. Bajo ese sistema tengo control directo. A veces hay más problemas con los plateístas que con la barra. Cuando vos dejás todo librado al azar, por ahí aparecen tipos que ya se dedican a delinquir únicamente. Acá los conocemos, ellos se encargan de controlar al resto.
–¿Puede ser positivo la posibilidad de crear una policía especial para la Ciudad?
–Habría que analizarlo, pero es un problema del país. El otro día me preguntaba si estamos seguros en las canchas de fútbol, y ya me preocupa una puerta acá en Vélez, la número 15, porque tiene mucha afluencia de gente, y estamos buscando una alternativa para estar tranquilos. Pero lo que no me gustó de la tragedia de Once es que algunos políticos aprovecharon para hacer una crítica para su futuro político. Si pasó eso debe haber fallas de todos los gobiernos que decidieron sobre ese tema.
–Usted propuso que a la cancha concurran hinchas locales solamente. ¿Lo convenció lo que sucedió con Boca y River el año pasado en la Copa Libertadores?
–Yo dije que una solución para terminar con la violencia era aplicar ese sistema. Que vayan los abonados, gente conocida. Si todo marcha bien, me gustaría ver a las dos hinchadas, como cuando yo iba a la cancha. Pero en esos partidos se vendieron entradas el mismo día del encuentro, lo otro es distinto. Es algo que se programa, que no hay venta de entradas en la cancha. Yo sé que se castiga a mucha gente, pero también hay muchas familias que no pueden venir por los riesgos que se viven. Pero nadie se animó a tratarlo, y creo que quedó sin efecto.
–¿Lo que intentó el juez (Víctor) Perrotta no fue positivo?
–La actuación de Perrotta se vio desdibujada con el tiempo, por reuniones que tuvo. Perrotta no entendía de todo eso, y terminó mal parado.
–¿Otros dirigentes fueron des-honestos?
–Cada uno actúa como quiere. Por ahí no hay mucho acercamiento con los muchachos que alientan. No sé cuáles son los sistemas que adoptan otros. Haber estado en una tribuna me sirvió para muchas cosas.
–¿Lo benefició o lo perjudicó ser dirigente de Vélez?
–A mí me llena de felicidad. Acá hay una conducción que la gente ve con agrado, y ésa es una gran satisfacción. Yo digo que el dirigente del fútbol tiene que tener un sueldo, el que está ocho o diez horas en el club. Con esto protejo al que está plenamente dedicado en el club, para que no se desproteja en sus asuntos personales.